La Obra Cultural Balear (OCB) considera que el acuerdo provisional del pleno del Consell de Mallorca del pasado jueves 14 de diciembre, que declaró el 12 de septiembre como Diada de Mallorca, plantea dudas de legalidad. Según la OCB, este acuerdo entra contradicción con la Ley 7/2023 de comunidades baleares o isleñas fuera del territorio balear, que hace referencia a las diadas de cada isla y que, en el caso de Mallorca, la sitúa en el 31 de diciembre.
Según Antoni Llabrés, miembro de la junta directiva de la OCB, es «imprescindible» que el departamento de Servicios Generales de Presidencia del Consell de Mallorca valore esta posible contradicción, sobre la que no se ha pronunciado. Por ello, la OCB presentará alegaciones al acuerdo del pleno del pasado 14 de diciembre. Según explica esta entidad, el acuerdo del pleno del Consell se basa en el artículo 17 de la Ley 4/2022 de consells insulars, que determina que corresponde al pleno aprobar el diseño de la bandera de la isla, su día de celebración, el himno y otros símbolos distintivos.
La OCB sostiene que los Servicios Jurídicos del Consell deben valorar esta aparente contradicción entre esta disposición y la Ley de comunidades baleares, que da por bueno el 31 de diciembre como día de Mallorca. La OCB recuerda que la ley de comunidades baleares se aprobó en el Parlament hace sólo nueve meses y contó con el voto favorable del PP.
En opinión de la OCB, «el cambio de fecha impulsado por la derecha y la ultraderecha del Consell de Mallorca obedece a razones estrictamente ideológicas, de persecución de cualquier símbolo de identidad de nuestro pueblo, y se basa en informes sesgados, parciales y de conveniencia».
«El Consell ha prescindido, en un ejercicio de sectarismo digno de mejor causa, de las autoridades académicas más solventes, en particular de historiadores de trayectoria contrastada de la UIB que se han manifestado reiteradamente de forma muy mayoritaria a favor del 31 de diciembre. Por contra, afirma la OCB, el 12 de septiembre es una «Diada inventada, postiza, sin arraigo alguno, no sentida como propia por los mallorquines», mientras que el 31 de diciembre es una fiesta que se viene celebrando desde hace casi ochocientos años.