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Una nueva monarquía y dinastía en busca de una arquitectura de prestigio

Marta Fernández es la autora de la tesis doctoral ‘Las residencias regias del reino de Mallorca en época medieval (siglos XIII-XV)'

Las grandes salas de l’Almudaina y del palacio de Perpinyà fueron escenario de embajadas, homenajes, actos religiosos, sesiones de cortes, audiencias públicas y exequias regias. | G. VALERO

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Marta Fernández es la autora de la tesis doctoral Las residencias regias del reino de Mallorca en época medieval (siglos XIII-XV). Una aproximación a sus elementos y a la función y uso de los espacios, dirigida por Sebastiana Sabater.

Fernández explica que «la novedad que aporta la tesis es el análisis de la funcionalidad de los espacios de las residencias reales del reino de Mallorca, más allá de la arquitectura, en su contexto medieval. La característica de estos espacios es que eran polivalentes y permeables. Podían tener usos residenciales, representativos y religiosos, adaptando las estancias, lo que era habitual en la arquitectura palatina de la época. Así, las grandes salas de l'Almudaina y del Palau dels Reis de Mallorca, en Perpinyà, podían destinarse a recepción de embajadas, homenajes, audiencias, reuniones de cortes, actos religiosos o banquetes. Y las capillas palatinas no se dedicaban únicamente a actos religiosos».

El estudio se ha centrado en tres residencias regias en territorio continental (Perpinyà, Montpeller y Cotlliure) y en los grandes castillos y palacios localizados en Mallorca (l'Almudaina, Bellver, Sineu, Manacor y Valldemossa). Desde los años 60 del pasado siglo, los castillos y palacios reales del reino de Mallorca no habían sido objeto de un estudio de conjunto. Sí ha habido trabajos parciales, pero la tesis de Fernández actualiza la información a partir de nuevos datos y nuevas fuentes documentales cronísticas, ceremoniales y literarias.

En todo este patrimonio, el rey Jaume II, como primer monarca privativo de Mallorca, tiene un papel principal. Según Fernández, «Jaume II inicia una política de creación de un patrimonio residencial propio como herramienta de prestigio. Se trata de una monarquía y una dinastía nuevas, y el rey trata de reafirmar su identidad y ponerse en paralelo, arquitectónicamente, con sus poderosos vecinos: Aragón y Francia. También quiere dejar un legado a sus sucesores. Los reyes de Mallorca residieron habitualmente en Perpinyà, pero tuvieron la voluntad de estar presentes en la Isla, aunque fuera intermitentemente».

La doctora destaca el Castell de Bellver «por su excepcional forma circular, que es única en su época. Jaume II construye Bellver como un símbolo de distinción. Puede tener funciones defensivas y de vigilancia, pero también se construye para que sea visto y admirado por todos los que llegan por mar a la ciudad y por los propios residentes. No podemos olvidar que Ciutat de Mallorca era por entonces uno de los principales puertos del Mediterráneo. Ello explica que Jaume II tuviera la capacidad de emprender estas construcciones, pues la intensa actividad comercial del reino permitía una economía saneada en las arcas».

Tras la incorporación del reino de Mallorca a Aragón, el rey Pere IV el Cerimoniós también viene a la Isla, pero, apunta Fernández, «ya son pocas veces. Prefiere Perpinyà y su palacio, al que considera una especie de premio, y emprende reformas en el edificio. Los posteriores reyes de Aragón van perdiendo interés por sus residencias mallorquinas y, de hecho, Martí l'Humà dona en 1399 el palacio de Valldemosa a los cartujos. El prestigio patrimonial que buscaba Jaume II se volatiliza».

Marta Fernández es consciente de que «l'Almudaina y Bellver son poco conocidos por los residentes, que casi siempre los consideran monumentos para los turistas. Espero que la tesis contribuya a un mayor conocimiento de este patrimonio del arte medieval, cuyo interés no se limita al ámbito local, pues tiene un alcance europeo».

El apunte

La falta de nombres de arquitectos y el papel de las reinas

La tesis doctoral de Marta Fernández también incorpora los itinerarios regios y la aproximación al perfil de los promotores, insistiendo en el papel de las reinas, «una cuestión en la que habría que profundizar en el futuro». Fernández indica que, si bien en las documentaciones consultadas aparecen nombres de personas que participaron en estas construcciones, normalmente ‘mestres d’obres’, «no encontramos arquitectos o responsables directos de las obras, como podría ser un Guillem Sagrera en la Llonja».

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