El gobierno insular del Consell de Mallorca desestimará las alegaciones que registraron el PSIB y Més contra sus presupuestos, al considerar que son ilegales porque prevén más ingresos de los que tendrá la institución. La consellera insular d'Hisenda i Funció Pública, Pilar Bonet, explicó ayer que la Intervención General del Consell ha emitido un informe favorable a las cuentas de 2024, en el que se dice que «se han rechazado las alegaciones porque los presupuestos están totalmente equilibrados y han sido aprobados inicialmente en tiempo y forma por parte del equipo de gobierno».
Bonet admitió a este diario que las cuentas tenían un déficit de más de 6 millones de euros porque cuando las hicieron el Govern todavía no había cerrado las suyas y se hizo una estimación algo superior a la que finalmente se transfiere al Consell. Sin embargo, Bonet recordó que el presupuesto insular no preveía ningún ingreso del Estado porque entonces todavía no se había formado el nuevo gobierno. Por ello, ahora que ya se ha investido el Ejecutivo central de Pedro Sánchez, la consellera insular informó ayer de que recibirán 6,5 millones más que el año pasado, una cifra muy superior a la podían esperar. «Se prevé que la subida será de más de un 5 % y de este modo los presupuestos quedan equilibrados», señaló Bonet. La petición del PSIB estimaba el déficit en 8,5 millones de euros.
Bonet reiteró que «son unos presupuestos que se han aprobado de forma inicial en tiempo y forma, hecho que demuestra que somos un gobierno sólido y estable, pensando siempre en el interés general de esta tierra». La aprobación definitiva del presupuesto está prevista en el plenario extraordinario del próximo miércoles, 27 de diciembre.
El apunte
Los socialistas piden al IMAS que acoja a sintecho
La consellera socialista Sofía Alonso reclamó ayer al presidente del Institut Mallorquí d’Afers Socials, Guillermo Sánchez, que dé un techo «digno» a las personas sin recursos que están durmiendo al raso a las puertas del hospital de Son Espases y que no tienen plaza en los albergues. «Nos dicen que hacen lo de siempre, pero no mueven ni un dedo», dijo.