A la espera que la llegada de un frente frío que, además de lluvia podría traer a los picos más altos de la Serra de Tramuntana, la situación de los dos principales embalses de Mallorca empieza a arrojar cifras preocupantes, aunque no distantes respecto a las del pasado ejercicio. Eso sí, el descenso del agua almacenada tras el paso del verano y ante la falta de episodios de precipitaciones arroja cifras que invitan a la preocupación. Más, viendo de nuevo la imagen de los embalses mostrando niveles más bajos de los esperados.
Según las últimas mediciones realizadas por Emaya, correspondientes a mediados de este mes de noviembre, la capacidad global del Gorg Blau y Cúber está al 36'2 %, desgranándose en un 32'8 % en el primero -cuyo vaso puede acoger un tope de 7'34 hectómetros cúbicos-, menos de un tercio del total, y en un 41'59 % referente al segundo, cuya capacidad máxima es de 4'64 hectómetros cúbicos.
Esos datos distan años luz respecto a los registrados a finales del primer trimestre de 2023, tras el paso de la espectacular y devastadora borrasca Juliette. Y es que el pasado 27 de marzo, Emaya contabilizó una capacidad global del 92 %, quedando el Gorg Blau a un 90'04 % y Cúber al 93'56 %, con un tope del 95 % en el caso de este último. La bajada, por tanto, se acerca a los dos tercios del montante alcanzado a finales del pasado invierno.
La fuerza de esa borrasca queda patente en el incremento notable de la capacidad de ambos embalses, ya que en enero de 2023 estaban al 44 % y en febrero al 50'8 %, tras el paso de la borrasca Fien, números alejados del 81 % de febrero de 2022. En perspectiva, el 36'2 % global de mediados de este mes de noviembre se sitúa a la par de los datos de hace justo un año, cuando se llegaba al 35 % de capacidad, la mitad exacta que en noviembre de 2022, cuando se llegó a almacenar un 70 % de reservas en los pantanos ubicados en la Serra de Tramuntana y de cuya gestión se encarga Emaya.