«En Baleares no hay un problema de convivencia, pero sí recelos hacia los inmigrantes, especialmente con los musulmanes más que con los latinos», asegura Pere Salvà, catedrático emérito de Geografía Humana de la UIB. El INE ha informado este martes que uno de cada cuatro residentes en Baleares ha nacido en el extranjero. A su modo de ver, se trata de una cifra muy elevada, a la que hay que añadir la de los nacidos en otras comunidades de España, así como a los hijos de los procedentes de otros destinos que ya han nacido en las Islas. «Poco más del 20 % de la población balear no se ha movido», ha destacado. En este punto, ha puntualizado que no se trata de algo positivo o negativo, pero ha precisado que sí tiene efectos a nivel sociológico. No obstante, estos tardan en producirse, ya que la integración total no suele darse hasta la segunda o tercera generación.
Salvà ha recordado que la inmigración de las personas procedentes del extranjero comenzó a tener fuerza en las Islas en la década de los 90 por dos razones: los alemanes y británicos que vinieron por las buenas condiciones de vida y los de otros países que lo hicieron por motivos laborales (primero para trabajar en la construcción y, posteriormente, por el boom de la vivienda y el turismo). Muchos alemanes y británicos se marcharon cuando tuvieron que empezar a declarar su patrimonio en España, con la normativa aprobada en 2014.
«Tenemos una sociedad muy compleja»
El catedrático emérito de Geografía Humana de la UIB ha señalado que «tenemos una sociedad muy compleja». En este punto, ha argumentado que «la integración es un proceso lento, que a veces implica una dependencia de terceros países, ya que muchos de los inmigrantes que viene lo hacen pensando en volver y no pierden sus costumbres y su vínculo con sus orígenes».
Preguntado por si en las Islas podrían llegar a producirse los problemas de convivencia que están teniendo lugar en Francia, ha respondido que no tiene por qué suceder, pero ha reclamado a las administraciones públicas que tomen medidas para evitarlos. En su opinión, el mayor riesgo de que se den estos conflictos está en que haya alguna crisis económica que genere falta de empleo, como las que tuvieron lugar en 2010 o con la pandemia de la COVID-19. Para concluir, Salvà ha manifestado que «hasta que los inmigrantes y los nacidos en Baleares no vayamos en el mismo ascensor social siempre habrá confrontación social».