Los animalistas denuncian el aumento de las renuncias y abandonos de perros y gatos en el último año por las dificultades para encontrar una vivienda en alquiler que las admita. «Desde SOS Animal y Baldea nos percatamos de que, de un tiempo para acá la gente no encuentra pisos de alquiler que admitan mascotas y aumentan las renuncias y abandonos», dice Maxi Lange.
Lange explica que esta situación es especialmente grave en Palma o Calvià con alquileres elevados y una importante planta turística. «Estamos viendo familias con perro que viven de alquiler y cuando les acaba el contrato a los cinco años renuncian a él para encontrar vivienda. Eso por no hablar de la gente que viene a trabajar a la Isla y trae sus perros y luego se encuentra con que tiene que compartir piso y no aceptan mascotas», lamenta.
Solo un 6 por ciento de los propietarios de las viviendas en alquiler en Baleares aceptan expresamente a familias con gatos o perros según un estudio reciente del portal inmobiliario Fotocasa y la Fundación Affinity. «Nos preguntamos para qué hacer grandes campañas de adopción si no hay sitio donde tener a los animales. Hay que solucionar de alguna manera este problema, quizás con un seguro de hogar para cubrir posibles daños o una cláusula que obligue a contratar educadores en caso de que el perro ladre mucho», reflexiona la voluntaria de Baldea y SOS Animal.
Lange explica que «las adopciones son cada vez más difíciles porque el tipo de animal que ahora entra en las perreras y refugios es un perro que nadie quiere, que no ha encontrado adoptante en el grupo familiar, la gente se lo piensa dos veces. Es difícil darles una salida aunque sean buenos chicos».