Ahora mismo, el bullicio en las calles de Israel ha quedado congelado. No hay tiendas abiertas, se han acabado los paseos y no se celebran eventos. Es el «territorio comanche» en el que lejos queda celebrar el amor. Moshé, hijo de una judía y de padre mallorquín, ha tenido que anular su boda, programada para el día 17 de este mes en Cisjordania. Su padre es Nicolau Aguiló, cuyo nombre hebreo es Nissan, que esperaba hoy con ilusión la visita de su madre, nonagenaria, y uno de sus sobrinos. Tenían que coger un vuelo desde Palma hacia Tel Aviv.
El hermano de Nissan, Miquel Aguiló, que regenta en Palma, junto a su mujer la emblemática mercería Ca Donya Àngela, no podía ocultar ayer su angustia: «estoy muy preocupado por él y su familia. Es cierto que están acostumbrados a que haya conflictos, pero nunca habían visto un ataque así», explica.
El joven Moshé es uno de los 12 hijos del mallorquín Nissan y su mujer Shaula. Aunque creen que pronto podrán celebrar la boda de su hijo, lo que más les entristece es no poder ver a la abuela. «Nuestra madre tenía que viajar con mi hijo Albert mañana [hoy] a Tel Aviv. Esta tragedia le ha sentado muy mal a ella, sobre todo porque quería ver a su nieto casarse y cree que este era su último viaje para ver a sus nietos, bisnietos y a su hijo», lamenta Miquel Aguiló.
Protegidos
Nicolau Aguiló, Nissan, tiene 66 años y lleva 46 emplazado en Cisjordania, en concreto en una pequeña localidad llamada Shiló, a 30 minutos en coche de Jerusalén. Desde que el grupo extremista Hamás lanzara los primeros cohetes desde Gaza sobre el terreno de Israel, la población permanece en estado de emergencia desde sus hogares.
Aunque Nissan asegura que en su ciudad «no hay tanto peligro como en otras partes», sí que mantienen la vigilancia y explica a este diario que «los controles de seguridad son máximos. Se ven más militares del Ejército de Israel en las calles que personas». Además, relata por teléfono que hay algunos ciudadanos, con nociones para disparar, que están llamados por el Gobierno para utilizar armas en caso de que fuera necesario para proteger a los vecinos de las distintas barriadas del país.
Por otra parte, «cada edificio cuenta con habitaciones blindadas en caso de que haya una emergencia. Ahora mismo, no pueden haber reuniones de más de 50 personas, y en caso de celebrarse tienen que estar a dos minutos a pie de un búnker. La boda de mi hijo se ha tenido que suspender porque, además, había 300 invitados».
Nissan es el rabino titulado de la Comunidad Judía de Mallorca. Cada mes, realiza estancias en la Isla de dos semanas para atender a las cuestiones de su comunidad religiosa. Su próximo viaje está previsto para el 19 de octubre, pero cree que tendrá que cancelar el vuelo debido a la situación bélica del momento: «Todavía no se ha decidido, pero no creo que pueda ir. Sin duda, nadie se imaginaba que pasaría algo así».