El nuevo reglamento de la Unión Europea para proteger la artesanía con una indicación geográfica, como se hace con vinos y alimentos, abre un abanico de posibilidades para proteger iconos mallorquines como las 'llengües', los 'siurells', las 'sabates porqueres' o las cestas de 'llatra' frente a las imitaciones y las falsificaciones, así como para impulsar la supervivencia de los artesanos dentro de sus respectivos sectores. El pleno del Parlamento Europeo dio la pasada semana el visto bueno al acuerdo entre instituciones para proteger con un marco basado en indicaciones geográficas aquellos productos artesanales o industriales que, por su singularidad tanto de origen como de producción, deban ser protegidos como marca dentro de la Unión Europea y en los acuerdos comerciales con países terceros, siguiendo el modelo que ya se aplica desde hace décadas a la agroalimentación, los vinos o los licores.
El director insular de Artesanía del Consell de Mallorca, Pere Ferrer, ve con buenos ojos la norma por la oportunidad que supone de cara a lograr una protección efectiva de productos que son representativos de Mallorca, pero que están en situación de desventaja "para competir en un sistema que no tiene reparos en hacer copias y venderlas en competencia desleal con los artesanos". El texto garantizará que productos de renombre en cada territorio estén protegidos tanto en la Unión Europea como a nivel global y para ello unificará reglas nacionales sobre registros, control y aplicación de la protección de las indicaciones geográficas.
A día de hoy, explica el director insular, el comprador no tiene elementos para identificar si un producto es realmente artesano y está elaborado en Mallorca y la norma permitiría ofrecer al cliente la garantía para distinguir un producto genuino de otro que no lo es. Los productos artesanos, continua Ferrer, tienen que competir principalmente con los bajos precios que pueden ofrecer los productos de imitación, falsificados o que simplemente no se han producido de manera artesanal y pone, en este sentido, el ejemplo de las 'llengües'. Como explica, las 'llengües' auténticas tienen unas elevadas dificultades de producción que implican unos costes que pueden hacer que el metro lineal de tela ronde los 60 euros. Sin embargo, unas 'llengües' estampadas que pueden llegar de China o de la península pueden costar solo 12 euros el metro lineal. La misma diferencia de precios se trasladaría así a productos como bolsos o carteras con estos diseños.
Ahora, con la norma, subraya el director insular, los productos gozarán de la ventaja desde el momento en que se puedan identificar clara y fielmente como productos artesanos. Según el texto, las empresas más pequeñas recibirán apoyo para tramitar las solicitudes, que tendrán que hacerse a través de las asociaciones. En este sentido, Pere Ferrer ha garantizado el apoyo administrativo, jurídico y político del Consell de Mallorca al sector. La Comisión Europea estima que el nuevo marco dará cobertura a cerca de 200 productos elaborados en España, situándose como el país más beneficiado. El producto que aspire a la protección europea deberá cumplir tres criterios precisos: ser originario de un lugar o región específicos; que su calidad, reputación o características sean singulares de su origen geográfico; y que al menos uno de los pasos de producción se realice en la zona geográfica definida.
En la actualidad, un total de 16 estados miembro, incluido España, cuentan con sistemas nacionales de indicación geográfica para este tipo de producciones, pero su protección no es efectiva fuera de nuestras fronteras porque no existe un marco armonizado a escala comunitaria. Cuando se desarrollo la norma, el control y aplicación estará en manos de las autoridades nacionales, que deberán vigilar que los productos, incluidos la venta online, cumplen las especificaciones para su comercialización. Al margen de la normativa europea, el Consell de Mallorca está tramitando la creación, precisamente, de una marca propia de Artesanía de Mallorca, en forma de sello distintivo para diferenciar a los artesanos de la isla. El proceso de elaboración de la marca ya está en marcha y se ha empezado la tramitación de la imagen corporativa y del reglamento. A partir de aquí, cuando se tengan ambas cosas, se iniciará el registro de la marca, que se puede demorar entre 12 y 18 meses.
El objetivo, subraya Ferrer, es "diferenciar a los artesanos de la isla que venden productos locales y hechos a mano". "Si queremos garantizar que haya continuidad en la artesanía, es necesario que también las administraciones se impliquen en dar garantías a los trabajadores y a los autónomos", resalta. A la hora de realizar un diagnóstico del estado de la artesanía en Mallorca, el director insular insta a distinguir entre una artesanía tradicional y otra de vanguardia. La primera, apunta, sí que se encuentra en un momento complejo con el relevo generacional como reto principal. En cambio, la artesanía de vanguardia en sectores como la joyería o la moda vive un buen momento. Hoy por hoy, existen en Mallorca unas 1.000 cartas de artesanía que distinguen entre artesano, que acabaría de iniciar la actividad; maestro artesano, con más de 10 años de antigüedad; y empresas que hacen productos artesanos.