La periodista catalana Elsa Blasco es una de las centenares de personas atrapadas desde este domingo en el aeropuerto de Palma. Su vuelo, que salía a las 22.30 h aparecía como retrasado hasta las 24 horas, pero ya en la puerta de embarque les confirmaron que quedaba cancelado. Su nueva hora de salida era este lunes a las 8.00 horas pero les han vuelto a reprogramar para las 13 horas.
«La compañía Vueling nos ofreció un bono de 150 euros para alojamiento y comida, pero al mismo tiempo nos avisó de que los hoteles de Mallorca están completos estos días de agosto. La alternativa era regresar a casa de nuestra amiga con la que hemos pasado cinco días en Palma pero esto era un caos con cientos de personas atrapadas en el aeropuerto», relata.
La pasajera explica que «había gente que no sabía ni cómo salir de la zona de embarque y que tenía que recuperar sus maletas ya facturadas, faltaba información, era un sálvese quien pueda. No había personal que diera indicaciones y cuando por fin conseguimos salir de la terminal, dentro de todo ese caos, la cola de taxis daba la vuelta a todo el aeropuerto». «Asumimos que era inviable coger un taxi y que tendríamos que hacer noche si queríamos coger a tiempo el vuelo la mañana de este lunes, pero no había ni sillas libres, hemos dormido tirados por el suelo y ahora el vuelo está nuevamente retrasado», relata.
«Lo que he visto aquí no lo había visto nunca. He hablado con dos personas de restauración del aeropuerto y me dicen que desde 2010 (fue más grave) cuando se cerró el espacio aéreo por la erupción de un volcán en Islandia no ven nada similar. El tema climatológico ha coincidido con un pico de turismo y con todos los hoteles llenos», reflexiona.
La periodista avisa de que «la gente está agotada, cansada y de mal humor y que hay quien empieza a perder los nervios». «Hemos dormido tiradas por el suelo y cuando hemos venido a las 7 de la mañana a la puerta de embarque a coger el vuelo de repente en la aplicación ha salido que estaba retrasado hasta las 13h. Algunas personas se han puesto verbalmente agresivas porque el personal no nos quería confirmar lo que veíamos en la aplicación. Al final dos guardias civiles y personal de seguridad nos lo han venido a decir. Hay un clima de mucha tensión», lamenta.
De nuevo la compañía les ha entregado un bono de seis euros para desayunar pero la pasajera relata que «he ido tienda por tienda y solo he encontrado un establecimiento en el que se puede usar y cuando han escaneado en el QR de la reserva salía que no tenía saldo. No se puede ser más cutre». relata. La periodista catalana explica que la noche en el aeropuerto ha sido «dantesca». «La gente se montó chiringuitos como podía, con sombrillas y toallas. Había familias con niños pequeños y hacía frío. Nosotras no teníamos ni ropa ni toallas con las que taparnos», concluye.