Imagínense ir a recoger a tu hijo de 6 años a la escuela de verano y descubrir que ha desaparecido, que nadie sabe dónde está y que ni siquiera los responsables del centro tienen claro en qué momento se perdió su pista. Esta pesadilla la ha vivido en carne propia Fátima Romero, cuando este jueves le comunicaron que Benjamín, su pequeño con autismo en grado 3 y problemas de epilepsia, no estaba con el resto de sus compañeros del Centro de Educación Especial de Mater Misericordiae, en Son Gotleu.
Fátima llegó al centro 15 minutos antes de la recogida; avisó de que ya había llegado y se quedó esperando. Cuando vio cómo salían todos los niños menos el suyo, empezó a preocuparse. Pidió explicaciones y vio a lo lejos a la directora salir por un pasillo con el rostro demudado. La llevó a una salita y le comunicaron que no localizaban a Benjamín; ella preguntó cuándo le habían visto por última vez y una monitora aseguró que solo 15 minutos antes, muy lejos no podía estar. No era cierto.
La realidad es que Benjamín se marchó del centro a las 12.30, es decir, 48 minutos antes de que su madre llegara, y una hora antes de que los responsables de Mater descubrieran la fuga. «En el centro me han dicho que sus compañeros se fueron al patio a jugar y él se quedó dormido en el aula. Pero no saben cómo pudo abrir la cancela de entrada y salir sin que nadie se percatara. Culpan a los obreros que están trabajando en el centro, aseguran que se dejaron la puerta abierta. Pero ellos no son responsables de mi hijo durante las horas que está ahí, es Mater», recalca la madre del menor.
Hasta las 14.30 del jueves, Benjamín no estuvo en brazos de sus padres. La Policía recibió el aviso de una mujer, que estaba en un bar a nueve manzanas del centro. La escapada del pequeño, que no tiene comunicación verbal y no siente el peligro, comenzó en un supermercado cercano: entró, cogió unas patatas y salió. Varias trabajadoras intentaron retenerlo, pero no lo consiguieron. De allí se dirigió a la Vía de cintura, pero fue interceptado por una mujer que circulaba en coche y se detuvo extrañada al verlo solo. Lo llevó hasta la gasolinera de Repsol que linda con la carretera, pero cuando fue a preguntar si conocían al niño, Benjamín volvió a escaparse.
Después varios testigos ubican al niño andando por en medio de una calle, mientras los coches le pitaban y le gritaban que saliera de la calle. Ahí es cuando una mujer lo agarró del brazo, lo metió en un bar y llamó a la Policía. La aventura de Benjamín tocaba a su fin, también la pesadilla de sus padres. En este sentido, Última Hora ha intentado conocer la versión de Mater, pero han declinado hacer declaraciones.
Los padres de Benjamín han denunciado los hechos ante la Policía por un delito de abandono de menores o personas con discapacidad, y tras una reunión urgente con el centro, han sacado al pequeño de la escuela de verano y se quedará con su abuelo hasta nueva orden. El problema es que Benjamín es usuario del centro todo el año.
«Mi hijo podía haber muerto en la Vía de Cintura. Tengo el susto en el cuerpo. No entiendo qué ha pasado; no entiendo a la gente de Mater; no me cabe en la cabeza que un montón de gente haya visto a un niño de seis años con pañal deambulando solo por la calle y no haya intentado averiguar qué pasaba. Hace más empatía. Hoy es mi hijo, mañana puede ser el suyo», lamenta Fátima.