Si está en silla de ruedas o tiene otras limitaciones de movilidad, aún puede nadar en muchas de las playas de Mallorca. Existe en numerosas de ellas un servicio especial para personas con discapacidad psíquica y física, como es el caso de la playa de Cala Major.
El camino para llegar a estas playas ya es, por supuesto, sin barreras. En Cala Major, los visitantes llegan al arenal a través de una rampa y los socorristas cuentan con dos vehículos adaptados en una plataforma, justo al lado de su torre de vigilancia. También cuentan con muletas, una silla de ruedas y mucha sombra.
Los usuarios con necesidades especiales que quieren darse un baño son colocados cuidadosamente por los socorristas en el vehículo, se abrochan los cinturones de seguridad y así son transportados al agua. Tan pronto como el vehículo flota, la persona se puede desabrochar y meterse en el agua, si así lo desea.
Dos socorristas están siempre al lado de la persona durante todo el proceso. «Lo más importante es tener mucha sensibilidad», explica Christian Melogno, coordinador principal de los socorristas de Palma. «En la mayoría de los casos, mis compañeros son personas increíblemente empáticas que hacen su trabajo con convicción», describe. «Lo que hacemos aquí es nuestro servicio a las personas. Ver la felicidad es sus caras es lo más bonito que te puedas imaginar», asegura.
Los asistentes hacen muchas preguntas durante el proceso de baño: ¿Dónde se puede tocar a los usuarios? ¿Tienen heridas que necesitan atención? ¿Están seguros y felices? Melogno explica que «hay personas que vienen todos los días a la misma hora». «A veces son tan agradecidos que invitan a mis compañeros a cenar a su casa», admite.