Los ayuntamientos de Mallorca están desbordados por el incremento de solicitudes de licencias de obra que comenzó durante la pandemia y que no ha dejado de crecer desde entonces, especialmente desde 2022. La espera media para obtener licencia de obra llega a ser de siete meses. En algunos municipios aún hay expedientes por tramitar del año pasado. La cosa se complica aún más cuando requiere de informes supramunicipales. Es algo frecuente por ejemplo en Alcúdia, un término municipal con su casco histórico protegido y numeroso suelo arqueológico, en el que «con el suelo urbano prácticamente agotado y la urbanización de Bonaire congelada por falta de alcantarillado la mayoría de peticiones corresponden a licencias de reforma, explica su alcaldesa», Fina Linares.
Las obras de reforma integral son las que más se demandan en la Part Forana. Pollença, con un tiempo de espera «demasiado alto» y un repunte impotante de la demanda ha decidido contratar a un cargo de confianza que coordinará desde mediados de agosto el área municipal de Urbanismo. El nuevo alcalde Martí March se ha marcado como objetivo de legislatura rebajar la lista de espera. «Creemos que la figura de coordinador de Urbanismo es clave. Alguien que se encargue de la tramitación de licencias (con o sin informes previos), de los cambios en el planeamiento urbanístico o de los catálogos municipales como el de caminos. Supervisará los expedientes y procedimientos.», dice
La demanda de licencias crece especialmente en los pequeños municipios como Selva, Llubí, Costitx o Maria de la Salut donde los ayuntamientos se han visto obligados a contratar más personal. Son muchos los alcaldes que se estrenan en el cargo con un área, la de urbanismo, que echa humo y desespera a buena parte de sus vecinos.
El alcalde de Selva, Joan Rotger, informa de la contratación de dos técnicos jurídicos externos y de la creación de una plaza (en concurso) de jurista a tiempo completo. En estos momentos aún están informando expedientes de 2022. Un hecho que no deja de llamar la atención en un municipio de apenas 4.000 habitantes. «Hay un repunte importante de proyectos y la tramitación es lenta. Hemos tenido que reforzar nuestros servicios urbanísticos. Destinamos a un arquitecto a jornada completa, dos jurídicos que vienen cuatro días, dos administrativos y una celadora. Estamos aplicando el sistema Gestiona (la administración electrónica) y esto permite un mayor control de los expedientes pero a la vez demora la tramitación», explica. Lamenta que «la cosa se complica mucho cuando se precisan informes supramunicipales y es muy necesaria la agilización administativa».
La agilización administrativa de los informes supramunicipales es la principal demanda que comparten los alcaldes, que critican especialmente la demora en Recursos Hídricos. Antoni Solivellas, alcalde de Escorca, explica que su caso «es especialmente complicado ya que la mayoría de licencias están afectadas por zonas de protección y son imprescindibles informes de otras administraciones que tardan entre seis meses y un año en la mayoría de expedientes. «Las licencias de obras menores que solo afectan a zonas urbanas y que solo dependen del ayuntamiento, se conceden de forma inmediata y el tiempo de concesión de obras mayores en zonas urbanas es de un par de meses», explica.
El alcalde de Maria de la Salut, Jaume Ferriol, se ha marcado como objetivo conceder las licencias de obra (que no requieran de informes supramunicipales) en el plazo máximo de un mes. «Hemos reforzado. Teníamos 2 días contratado un aparejador y un abogado 1 día cada 15 días. Ahora, el aparejador viene 3 días y el abogado una vez a la semana. Además de poner un administrativo más ( ahora hay 2). Ha subido un montón la solicitud de licencias de obra mayor. Hace un año, tardábamos un año de media en dar licencia. Ahora, estamos en unos 3 o 4 meses (que para mi, sigue siendo una vergüenza). Tengo un objetivo de conseguir dar las licencias en un mes, y lo vamos a hacer (siempre que no dependamos de informes externos). Los últimos meses hemos dedicado un gran esfuerzo a urbanismo, y la gente así lo reconoce.
En Llubí, la solicitud de licencias de obra también ha subido «considerablemente», según informa la alcaldesa Magdalena Perelló. «Mantenemos el número de horas del arquitecto pero hemos tenido que reforzar bastante la parte administrativa», explica.
Toni Salas, alcalde de Costitx, avisa de un boom de solicitudes de licencias de construcción este 2023: «No hemos reforzado plantilla, el arquitecto municipal sí que a veces hace horas extra. El tiempo de espera normal es de tres meses si no hay informes sectoriales de por en medio. Si los hay uno ya no sabe lo que puede tardar, sobre todo si depende de Recursos Hídricos o es una finca en zona de riesgo de incendios o un Área Natural de Especial Interés. Si hay inconcruencias entre catastro y registro o problemas entre vecinos por hitos o caminos. Hay licencias enrevesadas».
«Desde que la izquierda en la campaña electoral anunció que quitaría los 15.000 metros en rústico hemos tenido aumento de solicitudes de licencia en rústico de gente que además te lo comunicaba. Te decía: Yo voy si hace falta hago una hipoteca a hacer una casa o empezarla que no sea cosa que después de las elecciones me cambien la normativa y no la pueda hacer».