Baleares acumuló hasta mayo casi 500 millones de euros más en gasto turístico que el año pasado. En total, la facturación del sector en los cinco primeros meses del año asciende a 4.556 millones de euros, cifra que supone un incremento del 11,4 % con respecto al mismo periodo de 2022 (4.087 millones) y del 25,1% con respecto a 2019 (3.647 millones).
Mientras, el volumen de llegadas sigue ascendiendo también. Así, en mayo llegaron a las Islas poco más de dos millones de turistas (2,09 millones, la cifra más alta registrada para ese mes), completando una cifra acumulada desde enero de 4,6 millones de turistas, tanto nacionales como internacionales. Otro récord histórico que constituye un incremento del 15,2 % con respecto al año pasado, según los datos de movimientos turísticos en fronteras (Frontur) y gasto turístico (Egatur) publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y el Institut Balear d'Estadística (IBESTAT).
«Nunca ha habido tanto gasto turístico en los cinco primeros meses del año: ahora el turista gasta más en destino», ha señalado el conseller de Model Econòmic, Turisme i Treball en funciones, Iago Negueruela, para añadir que «nuestras empresas están incrementando los precios de forma notable y eso ha hecho que se pudieran incrementar también los salarios».
En comparación con 2019, el volumen de llegadas se ha incrementado un 7,8 %, un ascenso menor al del gasto, que, recordemos, es del 25,1 %. Es decir, que si tomamos en consideración fechas prepandémicas, la facturación ha crecido el triple que las llegadas.
De esta manera, el gasto por persona se sitúa en los 981 euros, lo que supone una caída del -3,21 % con respecto al año pasado. No obstante, el gasto por persona y día -de 163,8 euros de media- ha aumentado un 8,4 %, lo que significa que el tiempo de estancia se ha reducido, pero a cambio de una mayor rentabilidad para el sector: los turistas pasan menos tiempo en las Islas pero gastan más dinero al día. Asimismo, la rentabilidad empresarial tiene un mayor margen de crecimiento este año que en 2022, con los costes de actividad -que el año pasado estaban marcados por una inflación desbocada- ya sensiblemente reducidos.