El fundador y presidente de Meliá Hotels, Gabriel Escarrer Juliá, ha dado un paso más en su trayectoria empresarial, personal y profesional, cediendo el testigo a su hijo Gabriel Escarrer Jaume al frente de la empresa que creó en 1956. Decisión que sirve para despejar el horizonte y marcar las nuevas líneas de la principal cadena hotelera española a nivel internacional.
Hotelero de raza y visión emprendedora que le movió en 1956, con 21 años, a alquilar por 150.000 pesetas al año un caserón de 34 habitaciones y 60 plazas, el hotel Altair en pleno Son Armadans. Fue el inicio de Sol Meliá y de un proyecto empresarial en el que un joven Escarrer, nacido en Palma en 1935, nunca pensó que llegaría tan lejos, pero su visión de los negocios, su preparación y esfuerzo personal lograron que saliera de todos los atolladeros y problemas. Los resultados así lo avalan, como todos los premios que ha recibido en las últimas décadas por su trayectoria ejemplar y actitud visionaria.
A pesar de los reveses que tuvo, continuó alquilando hoteles y en 1965 nació Hoteles Mallorquines. Aprovechó a la perfección el «boom» turístico de los 60 y sus conocimientos sobre los mercados emisores, principalmente el británico, aunque ello le quitara horas de sueño, de estar con la familia y de disfrutar de sus hijos. Su lema: «Pasión por el servicio», es como una impronta personal en todo lo que acomete, unido a su intuición para los negocios y saber estar en el momento adecuado. Fueron años de relaciones personales, de contactos directos con los touroperadores, de ganarse su confianza y de ofrecer un producto atractivo para el turismo vacacional.
Siempre ha contado a su lado con grandes profesionales que le han arropado y asesorado a lo largo de los años. Así, en los 80 se produce una reorganización en el equipo directivo para acometer la gran expansión. Aquí, es cuando incorpora a su mano derecha durante décadas y gran amigo, Juan Vives. Escarrer entra en una dinámica empresarial que requería una mayor especialización, delegación de responsabilidades y una mejor organización del trabajo. Hubo noches en las que no pudo pegar ojo por falta de financiación, pero siempre al final había o llegaba una solución.
Bajo el nombre de Grupo Sol comienza el goteo de adquisiciones. Cae Hotasa por la expropiación del Gobierno socialista en 1984, por lo que Escarrer pasa de una tacada de 60 a 90 hoteles. Son años febriles en la sede de la cadena en Gremio Toneleros, puesto que crea nuevos departamentos. Tras Hotasa sucede lo propio con Entursa, sumando ya 126 hoteles. Es aquí, donde se plantea el hecho de la internacionalización, con la inauguración en 1985 del Bali Sol, ahora Meliá Bali. Dos años más tarde incorpora Hoteles Meliá.
A partir de aquí, se inicia un proceso expansivo imparable en México, Cuba, República Dominicana, Venezuela, Colombia, Turquía, Marruecos, Túnez, Egipto un largo etcétera de países más. En estos años hay que destacar su visión de los negocios y saber estar. Su relación con el comandante Fidel Castro dio la vuelta al mundo, pero a la postre sirvió para demostrar su empecinamiento por la búsqueda de nuevos destinos, en los que Cuba siempre ha sido y será un país preferente. En estos momentos es la principal cadena internacional en la perla del Caribe, lo cual en su momento le provocó más de un quebradero de cabeza con la Ley Helms-Burton.
Viajero incansable y el querer estar siempre al pie del cañón y controlar la explotación de sus hoteles, motivó que adquiriera un avión reactor para llegar más lejos, más rápido y perder el menor tiempo posible. Reactor que compró a su amigo Miguel Fluxá y en el que ha ultimado la expansión de su cadena por todo el mundo, incluso en China.
Los viajes han sido continuos porque si hay algo que le caracteriza es que quiere seguir de cerca la expansión y visitar todos los hoteles para ver su desarrollo y se cumplen todos los baremos de calidad de Meliá. Estas visitas, en ocasiones imprevistas, han servido para que nadie de la cadena baje la guardia y siempre estén al cien por cien, esté o no esté presente él. Sigue de cerca la expansión, así como todas las cuestiones arquitectónicas. Aquí, el arquitecto Álvaro Sans, yerno de Escarrer, ha sido su mano derecha. La inauguración en 2010 del Gran Meliá Shanghai, en una operación conjunta con el grupo chino Xintian y Cubanacan, marcó el inicio de una expansión por todo el sudeste asiático. Meliá es líder ahora en Asia en hotelería urbana-vacacional.
La entrada de la segunda generación, principalmente en 1993 de sus hijos Sebastián y Gabriel, supone un cambio de rumbo para él, para su compañía, su familia y trayectoria de la cadena. Llega la modernización, la salida a Bolsa en 1996, la apuesta por la comercialización on-line, las alianzas y la adquisición de Tryp Hoteles. Fue un despegue que continúa su hijo ahora, porque desde el primer momento vivió lo que es y representa abrir destinos, construir hoteles y generar empleo y riqueza. Es el ADN Escarrer.