Revolución en el mundo del taxi con la llegada sin previo aviso de la plataforma norteamericana Uber a Mallorca. El desembarco el martes, día 6, de camiones trailer en el puerto de Palma, con 50 coches ya rotulados, fue el detonante. A partir de ese día los acontecimientos se precipitaron y la presencia en Palma del director general de Uber para España y Portugal, Felipe Fernández Aramburu, no dejo duda alguna de que Uber venía para quedarse ante la mirada expectante e incrédula de todo el colectivo del taxi en la Isla.
El inicio de las operaciones de la empresa de movilidad estadounidense, pese a operar únicamente en los municipios de Palma, Calvià, Andratx y Llucmajor, se puede calificar de éxito total. El balance de la empresa no deja duda alguna: más de 20.000 usuarios entraron en su ‘app' en el primer día y 50 profesionales del taxi han optado ya por registrarse en la plataforma. Datos concluyentes que demuestran la demanda latente sobre un servicio que ya está consolidado en Madrid, Barcelona, así como en todas las principales capitales europeas. Los cambios de normativa y decisiones adoptadas en la última semana por lo tribunales, caso del Supremo y de Justicia de la Unión Europea (TJUE), han dado un vuelco general a toda la normativa legal sobre la regulación municipal y autonómica sobre las VTC, en este caso de Uber, Cabify y resto de plataformas que operan a nivel mundial en este sector del transporte público por carretera. Lo curioso del caso es que la actitud del colectivo del taxi de Mallorca contrasta con la reacción airada y furibunda de los taxistas de Barcelona y Madrid cuando quisieron implantarse estas plataformas.
En su día hubo en la Península enfrentamientos físicos, quemas de coches y huelgas generales que provocaron el caos absoluto en la feria internacional de turismo de Fitur de 2019. En el caso de Mallorca no se ha llegado a un ‘O.K. Corral' porque impera una actitud preventiva al estar en plena temporada turística. Otra cosa hubiera sido en caso de llegar Uber en febrero o marzo. Aquí, la plataforma ha entrado de forma sibilina y con unos precios fuera de mercado que no afectan para nada a los taxistas. Tanto es así, que el premio mínimo para disponer de un coche de esta plataforma es de 36 euros y sus tarifas son muy elevadas, las cuales van evolucionando al alza según el tipo de vehículo que se reserve. Sin embargo, esta cantidad irá variando a medida que haya más coches de Uber y entre en Mallorca su principal competidor, Cabify. Las patronales del taxi de la Part Forana, así como las de PIMEM y CAEB, quedaron en un principio desnortadas. Este viernes, día 9, ocurrió algo impensable: Uber logró conseguir por vez primera la unión entre patronales para actuar de forma conjunta ante esta competencia foránea, la cual va a modificar las reglas de juego a partir de ahora. El colectivo de taxis está al corriente de la mala imagen que provocan por dejar desatendida Palma y zonas turísticas. Fue la tónica general el pasado verano y en lo que llevamos de temporada también se está repitiendo. Las quejas de residentes y turistas, por ello, les han situado en una difícil situación. La respuesta de las patronales es que no hay conductores por culpa de las administraciones. Sin embargo, el sentir general es que con Uber se van a poner las pilas y dejarse de tontearías. Los taxistas piden al Govern máximo control para Uber, pero también se les tiene que controlar a ellos.