Les siguen llamando «piratas» a pesar de tenerlos a pocos metros de distancia en el aeropuerto de Palma. El sector del taxi de Palma se ha visto en la necesidad de llevar estas últimas semanas unos collares donde se identifican como «taxi oficial» y pancartas pequeñas. Se ponen quietos a la entrada automática del edificio de llegadas de Son Sant Joan. Dentro, los mal denominados, que son los conductores de servicios discrecionales, intentan captar a sus clientes, que luego los montarán en los minibuses.
Se prevé el verano del 'cara a cara' entre ambos sectores, y aunque no es nada nuevo, ya que los del transporte discrecional llevan más de siete años haciendo este mismo servicio, esta temporada se espera que sea la más caliente.
Ante una ola de turistas saliendo sin parar desde primera hora de esta mañana, daba la sensación de que mientras el taxista vigila por la «ilegalidad» del negocio de los otros, los mal llamados «piratas» hacían su trabajo sin discreción y sin importar nada. Hay casi 40 empresas de transporte discrecional que opera en el aeropuerto, enseñan su licencia sin problema, amparada por una ley estatal y europea, y se dejan ver con camisas y polos con la marca y el logo de la empresa.
En varias ocasiones, los «piratas» (así les llama el sector del taxi) se acercaban a los otros conductores, y a priori no parecían tener una conversación fuera de tono, más bien les explicaban, como si se tratara de un feriante que oferta su mejor producto del mercado, que la licencia para trabajar en servicios discrecionales es legal y tiene más ventajas que el taxi.
Pero, sin embargo, no se puede negar la tensión que hay, y parece que tampoco preocupará a los del minibús. El taxi lleva semanas reclamando, ante la desesperación de que le roban clientes de forma ilegal (estos conductores no pueden captar clientes), la presencia de la Policía Local para vigilar las irregularidades y las amenazas que dicen sufrir por los «piratas».
Este lunes paralizaron su servicio en el aeropuerto como protesta y a modo de solidaridad con un compañero tras un incidente con los transportistas del minibús.