Los cocineros serán la próxima categoría profesional del sector hostelero que verá analizadas y limitadas sus cargas de trabajo. Los integrantes del grupo de trabajo que debe definir estas regulaciones -con representantes de Govern, patronal y sindicatos- coinciden en que la cocina es el siguiente ámbito en el que deben centrarse las miras. Al menos una vez se haya consolidado el plan de acción dirigido a las camareras de piso, colectivo sobre el que se decidió priorizar la atención de entre los seis -divididos por áreas funcionales- que integran el sector.
«No empezamos por las camareras de piso porque sí, sino porque nos basamos en datos empíricos». El director del Instituto Balear de Seguridad y Salud Laboral (IBASSAL), Rubén Castro, explica que toda la metodología sobre la que se desarrolla el plan de limitación de las cargas de trabajo reposa sobre una base científica aplicada desde el mismo momento en que se eligen los colectivos a priorizar.
En el caso de las kellys, el consenso fue total: no hubo muchas dudas sobre su elección como primera piedra de un proyecto que se pretende extender al resto de trabajadores del sector, tal y como reza el convenio de hostelería recientemente acordado. Según los estudios que maneja el grupo de trabajo, las camareras de piso aglutinan hasta el 30 % de los accidentes de trabajo en los hoteles, en base a datos recabados en 2019.
Por lo pronto, parece que un consenso similar en que los cocineros deben ser los siguientes en la lista, ya que se considera que, de entre los que quedan, «son los más expuestos a mayores riesgos». Así lo creen Bravo y los representantes sindicales que participan en el grupo de trabajo, José García Relucio por parte de UGT, y Silvia Montejano por parte de CCOO.
«He visto hasta parálisis faciales entre cocineros por cambios radicales de las temperaturas a las que están expuestos», señala Montejano para añadir que, en su opinión, este debe ser sin ningún género de duda el siguiente colectivo en la lista. Así lo creen también su homólogo en UGT, García Relucio y el propio director de IBASSAL.
No obstante, todo queda pendiente de la aprobación oficial del grupo de trabajo conjunto. En ese sentido, los sindicatos recalcan que no solo se van a tomar en consideración los riesgos para la integridad física, sino que la metodología empleada integra también otros aspectos como las sobrecargas psicológicas a las que pueden estar expuestos los trabajadores de otras áreas como la de recepción, que son los que acostumbran a dar la cara y/o encajar las quejas de clientes descontentos cuando se produce algún problema.
La presidenta Francina Armengol subrayó en el acto de la pasada semana presentando el plan de trabajo con las kellys (en la foto circular posando con varias camareras de piso) que el próximo paso va a ser extender el plan de trabajo al resto de perfiles. Unas declaraciones secundadas por Montejano, quien no obstante, señala que todavía que mucho trabajo por delante antes de dar ese segundo paso. «En principio hablamos de un año, pero ha sido todo más complejo de los que esperábamos en un primero momento». En ese sentido, Castro habla de un plazo inicial de dos años desde la firma del convenio de hostelería para cerrar el plan de protección de todas las áreas.
Por su parte, García Relucio reconoce que «va a ser imposible llegar a todos los establecimientos hoteleros esta misma temporada» para asegurar el correcto funcionamiento de la limitación de las cargas laborales de las kellys. En ese sentido, espera que el año que viene, que deber ser de consolidación, sí se pueda cerrar dicho plan e iniciar el del siguiente colectivo en la lista. García Relucio insiste asimismo en que es el Govern «el que debe poner los medios para asegurar que la regulación se va cumpliendo en todos los hoteles», así como habilitar el personal técnico que forme u asesore sobre el plan.