Miguel Ángel Beltrán, guía turístico y director de Tours Mallorca, está un tanto preocupado observando como cierto sector de la clase política que nos gobierna, concretamente el turístico, no entiende «que aquí, sea directa, sea indirectamente, todos vivimos del turismo. Vamos, que dependemos de él. Que es el motor de nuestra economía, pero, sin embargo, y por lo que vemos, nos da la impresión de que aquí lo quieren debilitar, por no decir cargar. Y lo peor, que no dan ninguna alternativa. Pues a punto de empezar la temporada turística solo se oye hablar de prohibir la entrada de los cruceros y reducir la llegada al 40% de los turistas que anualmente vienen, y que son, como digo, el sostén de nuestra economía».
Beltrán responde a dos preguntas: ¿Qué desea el turista cuando llega a la isla?, ¿qué más le sorprende en sus recorridos por Palma, y ¿sobre qué suele preguntar?
«El turista, ante todo, quiere ser sorprendido. Salvo cierto turismo de playa, quiere conocer la cultura, las tradiciones, la gastronomía, los espectáculos, entrar en el estudio de un artista y conocerlo… Al turista que hace una visita guiada en Palma le sorprende las pintadas en las fachadas, lo sucia que están algunas calles, la iluminación del casco antiguo, a la que el led le ha quitado su encanto, el carácter de los palacios, sus patios, la cantidad de comercios que están cerrados, el olor a pis… Y en cuanto a lo que pregunta… Pues, por norma general, preguntan cómo funciona la Seguridad Social, los hospitales o quién gobierna, o cuál es el salario de la gente, etc. ¿Que qué dicen? Vemos que se quedan sorprendidos, y no para bien.»
Beltrán no es radical en su forma de pensar, sino todo lo contrario: es partidario de buscar el término medio, que es donde está la solución. Por eso… ¿Qué podemos mejorar el turismo que nos llega…? Pues sí, pero también hemos de regular más cosas, entre otras, la oferta ilegal y el todo incluido, del que está pagando sus consecuencias la oferta complementaria. Y a causa de la permisibilidad de la venta ilegal, top manta, etc., los pequeños empresarios están viendo muy complicada su supervivencia. Por lo cual, habrá que regular también este tipo de ilegalidades, ¿no? Ilegalidades que te encuentras en todas partes, llámese playa, ciudad... «¿Qué cómo?, pues poniendo más policías, más vigilancia, más sanciones, más medidas. Como hacen con nosotros, los legales. Mientras tanto, ahí sigue el turismo de borrachera, tanto en Palma como en Magaluf, sin que nadie tome medidas contra él. En cambio, sí se meten con el turismo de cruceros, cuando el turista de cruceros es el turista perfecto: llegan, se pasan unas horas en Palma, hacen gasto, lo que significa crear empleo, y se van. Sí, puede que ese turista produzca cierta sensación de agobio, pero eso sucede en un par de calles, desde la Seo a Cort y Sant Miquel. Pero es un agobio localizado y controlado, porque si vas por calles paralelas apenas te encuentra con gente que no sea la cotidiana. Por eso pienso que esa fobia hacia los cruceros no es más que una medida electoralista, ya que nadie cree que dicho turismo es negativo para la ciudad, sino todo lo contrario. En cambio, callan cuando se saca a colación el famoso VAO de la autopista, que a nada que se anime la temporada veremos la cantidad de atascos que origina… Y que cuando eso ocurra, que no le echen la culpa al turismo que llegue por el aeropuerto, que la culpa la tiene quién ha tomado tan absurda medida. Y otra cosa más, que para construir viviendas sociales, que está bien que lo hagan, no echen mano del dinero que ingresa por la Ecotasa, ya que ese dinero está destinado a otros fines que nada tiene que ver con la cuestión social, sino con el Turismo, o, entre otras cosas, para recuperar los molinos o las marges, muchas de ellas derrumbadas».