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Jamil Missaghian, arquitecto y anticuario: «Las antigüedades han ido a menos»

El arquitecto y anticuario asegura que esperará a que pase el verano para decidir si cierra la tienda Persépolis

Jamil Missaghian, en su tienda. | Click

| Palma |

Jamil Missaghian es persa, de Teherán. Lleva viviendo en Mallorca desde hace 68 años. Llegó con sus padres, pioneros de la Fé Bahai, «un credo que carece de jerarquías -dice-, pues somos iguales todos. En la actualidad habrá en Mallorca unos 200, entre ellos algunos mallorquines», explica. Hablamos con Jamil en su tienda de Jaime III, Persépolis, un icono de la calle y del mundo de las antigüedades. Nos llamó la atención que durante el rato que estuvimos allí, no entró nadie a comprar. Ni siquiera a preguntar.

¿Cuándo salieron de Persia?
Fue en 1955, cuando reinaba el Sha, casado con Soraya. Al año siguiente de llegar a la isla, vinieron ellos, no recuerdo si de paso o de visita, hospedándose en el hotel Bahía Palace. Y allí los fuimos a saludar. «¿Qué hacen aquí?», nos preguntó el Sha. «Somos bahai´s», respondió mi padre, y al decir somos se refería a él y su familia y a la de mi tío Zekrolah.

¿Siempre ha sido anticuario?
No. Yo estudié la carrera de arquitectura entre Barcelona y Madrid. Sí, en las dos, ya que Franco cerró la Escuela Superior de Arquitectura de Barcelona, en la que había comenzado a estudiar, por lo que me tuve que matricular en la de Madrid. Como arquitecto, estoy colegiado en el Colegio de Baleares. Y en la isla he hecho edificios para mi padre, que era constructor.

Sin embargo, ahora, desde hace años, vive de las antigüedades.
Concretamente desde 1975, que fue cuando abrí Persépolis. Por tanto, llevo 48 años.

A tenor de la poca gente que vemos entrar en la tienda, da la impresión de que no hay muchas ventas.
Pues sí, no las hay. Y es que las antigüedades han ido a menos. Han cambiado los gustos, ¿sabe? Sí, sobre todo de la gente joven, que prefiere muebles de Ikea en vez de los de caoba, nogal, cerezo, … Aunque aún hay gente que compra antigüedades, que las combinan con el arte contemporáneo y el minimalismo. Por otra parte, las antigüedades requieren ciertos cuidados y hoy la mujer de la casa suele trabajar fuera, por lo tanto no tiene tanto tiempo como el que tenía su madre o su abuela. Me refiero a tiempo para dedicárselo a estos muebles, que requieren unos cuidados, no como los más modernos. Por otra parte, antes se especulaba con el Arte y las Antigüedades. Sabías que un cuadro o un mueble que comprabas, años después se había revalorizado. Hoy ya no pasa eso. Te compras un coche y dentro de dos años no te pagan por él ni una tercera parte de lo que pagaste tú. Y si hoy compras un mueble moderno, dentro de un año, si lo quieres vender, también pierdes dinero

Sin embargo, nos consta que los extranjeros son los que siguen comprando antigüedades.
Sí, así es. Ingleses y alemanes, sobre todo, puesto que otros grandes clientes, los rusos, ya no están en la isla. Muchos de los extranjeros que han pasado por aquí son personas que valoran lo antiguo, por eso buscan piezas mallorquinas de los siglos XVI, XVII y XVIII, porque saben que tiene un valor y porque son algo característico de esta isla.

Entonces, si los jóvenes no compran antigüedades, y buenos clientes que tenía, como los rusos, han menguado, ¿Qué piensa hacer…?
Me he dado un tiempo hasta pasado este próximo verano. Si veo que esto no prospera, cierro el negocio, con lo cual evito gastos y dispongo de tiempo. Ya no soy un jovencito, estoy soltero, no tengo descendencia y … Pues que dedicaré el tiempo a cuidar a mi madre, que tiene ya 93 años, a la Fe Bahá’i, y tal vez vuelva a organizar las Conversaciones Significativas que tan bien funcionaron hasta que llegó la pandemia.

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