Un abogado y otras dos personas han sido condenados por estafar a una mujer que necesitaba dinero para una operación de estética y a la que engañaron con una supuesta herencia de Alemania que nunca existió. El Tribunal Supremo ha confirmado la sentencia que impuso la Audiencia al letrado, de dos años de prisión y a los dos cerebros de la estafa, condenados a tres y dos años de cárcel. Todo el grupo de acusados tiene otras causas por estafa aún pendientes de juicio.
La víctima necesitaba reunir cinco mil euros en el año 2013 para una operación que arreglara unos daños estéticos de un procedimiento quirúrgico anterior. Su hermana, una de las acusadas, conocía esa situación y tramó el plan con el resto de encausados, si bien evitó la condena por su vínculo familiar.
Así, a la víctima le plantaron lo que parecía un chollo. Si ella ayudaba a los acusados a cobrar una herencia millonaria en Alemania le darían el dinero para la operación. La ayuda consistía en hipotecar una vivienda de la que era propietaria en Costitx y dejar a la supuesta heredera 50.000 euros para que pudiera hacer los trámites en Alemania para recibir el legado. En esa operativa es donde interviene el abogado. Se trata de un letrado con treinta años de experiencia pero que ha alterando periodos como ejerciente y otros fuera del Colegio de Abogados de Balears. De hecho, cuando interviene en la operación en 2013, no ejercía de forma oficial.
El abogado, según declaran probadas las sentencias, se encarga de todos los trámites y asegura a la víctima que se incluirán una serie de cláusulas en la operación para darle seguridad. En realidad son papel mojado y dos de ellas no llegan a constar en el contrato que se formalizó ante un notario de Inca. También se incluían salvaguardas como un reconocimiento de deuda y una supuesta garantía hipotecaria.
Una vez se formalizó el contrato ante notario, la víctima no recibió ni un euro. El dinero del préstamo, 75.000 euros, se lo repartieron los cómplices del engaño. Evidentemente prestamista se devolvió el dinero al prestamista privado con el que se suscribió la hipoteca y se inició un procedimiento de ejecución hipotecaria. La víctima consiguió detenerlo y alcanzó un acuerdo con el prestamista. El Supremo descarta de plano el recurso de los tres condenados. Sobre el abogado concluye: «por escasos que fueran sus conocimientos jurídicos necesariamente se percataría del sinsentido de la operación».