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Vender comida sin lucrarse es viable

El primer supermercado cooperativo de Mallorca cumple dos años y suma 500 socios

En el centro, Caro Repiso y, a su derecha, Marisa Morant junto a otras socias de la cooperativa. | Pilar Pellicer

| Palma |

«La concienciación sobre la alimentación es un proceso lento, te vas dando cuenta de lo que estamos provocando en el planeta», confiesa Esperança Mas, una de las casi 500 socias de Terranostra, el primer supermercado cooperativo de Mallorca que el sábado cumplió dos años. «Me enteré    cuando estábamos confinados a través de la prensa y busque más información; enseguida que pude me apunté, y desde entonces, estoy aquí», explica la joven, que atiende a este diario mientras trabaja en el local, ubicado en el número 24 de la calle Alfons el Magnànim de Palma.

Todos los socios contribuyen al proyecto dedicando 2 horas y media mensuales al funcionamiento del supermercado, aunque hay flexibilidad. A cambio tienen un descuento de hasta el 25 % en algunos productos y pueden participar activamente en la toma de decisiones sobre la iniciativa. «Es una vez al mes y no cuesta nada», asegura Mas. «Te tiene que apasionar», dice Caro Repiso, socia trabajadora.

Vista general del supermercado ubicado en la calle Alfons el Magnànim de Palma.

«Somos parte del supermercado, que es de todas las socias; tienes voz y voto y participas en un cambio en el sistema porque apostamos por la soberanía», explica. La cooperativa, que es una entidad sin ánimo de lucro, se rige por la venta mayoritaria de productos agroecológicos, locales, elaborados bajo principios de equidad y sostenibilidad y a un precio asequible.

El 80 % de los productos son locales y siempre de temporada, apunta Repiso. «La oferta ecológica que tenemos a granel es más económica que en las grandes superficies. Allí se suele servir menos cantidad», comenta, y destaca que son los primeros que están vendiendo productos de higiene corporal a granel, como geles y champús. De hecho, otro socio justo ha venido con varios botes de cristal para rellenarlos de pasta y cerveza artesanal.

Por otra parte, venden carne demanda, que sí es más cara al ser local, y también pescado. «Lo que viene de fuera tiene que ser de comercio justo», señala y Marisa Morant, socia y responsable de comunicación de la cooperativa, reivindica que son «exigentes» con los productos.

Productos de higiene corporal a granel.

El perfil de los socios es de gente que busca calidad y productos básicos para hacer sus propios alimentos «como antiguamente, no compran nada hecho», dice Repiso, y asegura que la venta de pan, que es de la Colònia de Sant Jordi, atrae a muchos clientes y la gran mayoría son del barrio. El supermercado también se ha convertido en un centro social porque organizan charlas de educación ambiental en las que han participado 12 escuelas; entre otras actividades. En dos años han ganado el Premi Cercle d'Economia de Mallorca, el Premi Alzina del GOB y el Premi Rezero por usar pocos envases.

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