Alejandro Castro Medina (1967) es el cónsul de Cuba en Barcelona, con jurisdicción en Balears. Ayer visitó Palma invitado por Esquerra Unida y atendió a este medio en Can Alcover.
¿Qué hará en Mallorca?
— Tendremos un encuentro con la Cámara de Comercio, con la intención de invitar a los empresarios mallorquines a explorar nichos de interés para el intercambio de mutuo beneficio en Cuba; promover el turismo y proponer una misión comercial a un grupo de empresarios del sector alimentario y energético.
El ministro de Turismo de Cuba ha venido esta semana con el mismo objetivo. ¿Ve viable fortalecer las relaciones económicas entre ambas islas?
— Perfectamente. Balears es un espacio prioritario por la experiencia y la infraestructura que tienen los empresarios en Cuba. El turismo es un renglón de la economía de liquidez rápida, lo que nos hace falta porque estamos en una situación compleja tras la pandemia. Destinamos todos nuestros recursos a salud y, sin ayuda de nadie, pudimos producir tres vacunas y vacunar a toda la población. Además, España es nuestro primer socio en Europa y el segundo en el mundo.
¿Ya han vuelto a los niveles turísticos prepandemicos?
— Sí, y además ofertamos seguridad sanitaria. Cuba siempre ha sido segura y trabajamos por tener un turismo sano. Nuestra ubicación es idónea para la droga, pero no la hay. No conocemos este fenómeno, tampoco el de la prostitución, el tráfico de menores y órganos o la mafia organizada. Eso no quita que haya drogadictos y prostitutas. Antes de la Revolución, Cuba era miseria, racismo, prostitución y salas de juegos. No por gusto se hizo una revolución.
También ha denunciado el bloqueo ante entidades de la Isla.
— Cuba es un país que lleva 62 años sufriendo el bloqueo más criminal y largo de la historia de la civilización, simplemente por tomar la decisión de ser un país independiente. El bloqueo es un tema de derechos humanos; están matando a un pueblo porque buscan crear miseria y descontento. Y no es una voluntad del pueblo norteamericano, sino de su gobierno. Hemos construido el socialismo que hemos podido y EEUU sabe que sin bloqueo no tenemos límites. Disponemos de acceso a una educación y sanidad universal y gratuita. La esperanza de vida es de 78 años, y en 2030 seremos el país más envejecido de América Latina, es decir, tenemos un problema como los del llamado primer mundo. La policía en la calle va sin armas, no tenemos agentes antimotines ni se usa agua a presión. Eso solo lo vemos en documentales.
Pero el gobierno interviene internet para evitar críticas.
— La subversión en Cuba se hace a través de internet. En todos los países del mundo, cuando hay una situación crítica, se interviene igual. Pero, ¿por qué cuando hacemos lo que el resto, en Cuba está mal? Estamos dispuestos a lo que sea por defender la Revolución, que la hizo el pueblo con Fidel Castro al frente. Claro que en Cuba hay gente que no está de acuerdo con muchas cosas. Pero no hay contradicciones antagónicas, son discusiones que enriquecen las ideas.
Con la caída de la URSS sufrieron mucho, pero se adaptaron. Ante la crisis energética europea, ¿nos pueden enseñar algo?
— El país se paralizó y nos volvimos a quedar solos, pero no se pararon hospitales ni escuelas. En otros países se hubiera recortado lo público, pero en Cuba no pasó. Fortalecimos las pymes y las cooperativa y estamos abiertos al capital privado.
¿Cómo son los lazos con España?
— Ninguna circunstancia puede romper esta relación.
¿Y con el PCE?
— Fuerte, histórica, de hermandad. También me he reunido con gente del PP, aunque no coincidamos en muchas cosas.