Los trabajadores de Baleares son cada vez más pobres. Esta es la conclusión a la que han llegado Pau A. Monserrat, miembro del CES, profesor de la UIB y economista de FuturFinances.com, y Luis García Langa, director de Corredordefondos.com, tras analizar los datos económicos del pasado ejercicio. Monserrat ha precisado que el empobrecimiento llega al 10 % y ha avanzado que la pérdida de poder adquisitivo continuará durante 2023, aunque de una forma más moderada. «Si bien es imposible saber cuándo se va a contener la inflación, es cierto que ya hay signos de que el aumento de precios es cada vez menos intenso. Es posible que este 2023 los precios empiecen a crecer menos, para ver una inflación más contenida a lo largo del año que viene». No obstante, ha señalado que «todos vamos a ser un poco más pobres; especialmente pequeños autónomos y trabajadores».
Por su parte, Langa ha desgranado que hay varios factores que hacen que los baleares sean más pobres. Uno de ellos es la inflación, que cerró el pasado mes de diciembre en España en el 5,8 %. En este punto, ha advertido que esta cifra no tiene en cuenta el coste de las hipotecas de las viviendas, que se han incrementado si son a tipo variable entre un 20-30 %. Además, ha añadido que la inflación lleva aparejada un subida indirecta de los impuestos, ya que si el precio de un producto es más alto se paga más. También ha resaltado que algunos empleados a los que les han subido el sueldo han pasado a un tramo superior, en el que abonan más impuestos. Sin embargo, ha lamentado que si el incremento del salario ha sido del 3 % y la inflación del 5,8 %, esa persona es más pobre. A todo esto hay que sumar la falta de ahorro, en el caso de que no sea negativo por los costes bancarios. «Esto podría ser una media, pero hay gente mucho peor: con caída de salarios o facturación si es autónomo, con cambios de alquiler a precios desorbitados, que hayan puesto sus ahorros en bitcoins o en malos fondos de inversión…», ha matizado.
El citado analista no vislumbra un horizonte muy optimista, ya que sostiene que «seguramente siempre se perderá poder adquisitivo, puesto que pocas familias logran vencer a la inflación; ya sea por los salarios -cada vez menos adaptados al nivel de vida-, por los ahorros o por la poca cultura financiera que hay en Baleares. Aquí la inversión en bolsa es prácticamente residual y la poca que se hace, salvo algunas excepciones, es de poca calidad».
Langa ha criticado que «el sistema laboral en España no permite una adaptación de salarios a la productividad de las empresas. Las subidas son por convenios encorsetados, que hacen que no se adapten a la realidad económica. Por si fuera poco, los altos costes empresariales, tanto de burocracia como impositivos, dificultan que las empresas paguen sueldos netos altos de forma voluntaria, salvo en contadas excepciones». También ha señalado que los ahorros, que por norma son pocos al vivir en una economía demasiado consumista, se tienen depositados en el banco, no se hacen carteras de inversión diversificadas de calidad, salvo excepciones, que son las que baten muy sobradamente a la inversión a largo plazo». «Por si fuera poco, cuando hablamos de inflación, al contrario que pasa en Estados Unidos, no se incluye el gasto de compra de vivienda ni de alquiler. En los años precedentes a esta elevada inflación ya se habían empobrecido trabajadores y empresarios o autónomos porque, aunque la inflación era normal, no se contaba la subida del precio de la vivienda y del alquiler».
El miembros del CIS y profesor de la UIB ha manifestado que «la crisis derivada de la COVID-19 y el cuestionamiento de las cadenas de suministro, la expansión de la masa monetaria para hacer frente a dicha crisis (la impresión de dinero en términos más coloquiales) y, como no, el encarecimiento de la energía tras el intento de invasión de Ucrania» son los responsables del empobrecimiento de los ciudadanos. «El mundo parece que va hacia una economía más defensiva, lo que provocará una época de más inflación, ya que producir más cerca y con energía más cara supone pagar más por los bienes y servicios que consumimos», ha augurado.
¿Cómo evitar la pérdida de poder adquisitivo?
El director de Corredordefondos.com ha expresado que «en manos de las familias solo hay dos armas de evitar ser más pobres. Una de ellas es «ser menos consumista». Las otra consiste en «invertir bien los ahorros, no haciendo caso al comercial del banco, ni al gurú de twitter, ni al amigo-cuñado que ha hecho una inversión sin riesgo y que gana mucho dinero».
Por su parte, el mencionado profesor de la UIB ha argumentado que «la solución no pasa por aumentar sueldos nominales, que al final son costes que acaban reflejados en los precios, sino en incrementar nuestra productividad». En este punto, ha argumentado que se trata de que «cada hora trabajada se traduzca en una producción que se pueda vender más cara. Generar negocios de mayor valor añadido, que demanden empleados más formados. Fácil de decir, complejo de conseguir, ciertamente».
Los trabajadores de Baleares, más pobres que los del resto de España
Los empleados del de Archipiélago balear sufren más el empobrecimiento que los del resto de España. Langa lo ha justificado porque «en Baleares tenemos el problema de la insularidad, por lo que los costes de transporte son más caros. A falta de un régimen fiscal especial de verdad, esto hace que la inflación sea más alta. Además, la mayoría de trabajos son no cualificados; se producen en sectores turísticos con poca relación productividad-salario. Además, no podemos olvidar que la compra de inmuebles por parte de clase media extranjera motiva que los precios inmobiliarios sigan subiendo, de momento».
Por último, Monserrat ha indicado que «vivimos en un lugar muy atractivo para los que se lo pueden permitir. Esto no es malo, estamos teniendo éxito económico. El problema es que basarse solo en el turismo de masas genera empleos de poca calidad y sueldos bajos. Toca atraer empresarios innovadores y valientes y potenciar la cultura del esfuerzo, del trabajo y de la formación continua».
El apunte
¿Es suficiente la subida del salario mínimo para contrarrestar la inflación?
El Salario Mínimo Interprofesional (SMI) se situó en España en el año 2022 en 1.000 euros, una cantidad que los expertos consultados por Ultima Hora ven insuficiente. El Gobierno está negociando actualmente una nueva subida con los agentes sociales, que tendrá carácter retroactivo desde el pasado 1 de enero. Luis García Langa, director de Corredordefondos.com, ha dejado claro que «solo afecta a los que lo cobraban y a estos no les compensa, por no hablar de la subida de cuotas de autónomos que esto provoca y del incremento de coste laboral que podría tener consecuencias peores. En el mejor de los casos no serviría para compensar, en el peor perjudicaría».
A su modo de ver, «el salario mínimo igual para todas las regiones no tiene sentido, económicamente hablando, ya que no es igual de productivo ni se enfrenta a la misma carestía de vida un madrileño que un mallorquín». Langa ha advertido que «aumentar el salario mínimo no es la panacea, tiene efectos perversos». En relación a esto ha precisado que «si se paga más de lo que produce el trabajador que menos sueldo cobra pueden suceder varias cosas: o se genera un sueldo en B (empleados a tiempo parcial que en realidad trabajan a jornada completa) o se producen paro o dificultades de encontrar empleo, algo que afecta especialmente a los jóvenes».
Por su parte, Pau A. Monserrat, miembro del CES, profesor de la UIB y economista de FuturFinances.com, ha manifestado que «ojalá fuera todo tan fácil como limitar por ley lo que no nos gusta: sea un salario mínimo generoso, sea un alquiler asequible. El problema es que la realidad económica es mucho más compleja. Cuando se interviene el mercado sin conocerlo, se acaban produciendo destrozos que no se habían previsto ni explicado al ciudadano».