El mallorquín Miquel Àngel Ramón, cooperante de Médicos del Mundo, de 60 años, lleva más de 30 dedicándose a labores humanitarias como médico generalista y especializado en Medicina Tropical. La última misión completada fue en Ucrania. Allí pasó tres meses identificando las necesidades que surgían. A su regreso a Mallorca, una llamada de «urgencia» le levantó del sillón para preparar las maletas. El doctor viajó hace cuatro semanas a Haití, en concreto a la comuna Petit-Goâve, para empezar otra misión. Habían saltado las alarmas por un brote de cólera. Miquel Àngel Ramón va a permanecer allí hasta febrero.
«La situación del país, en términos sanitarios, es caótica y su capacidad de respuesta, muy reducida», explica el médico, quien recuerda que el primer gran brote de cólera se produjo hace diez años con el gran terremoto que sacudió el país. «Ahora, lo que ha producido esta alarma es la situación que tiene Puerto Príncipe [la capital] desde septiembre: es un desbarajuste porque el Estado no tiene ninguna presencia allí; incluso el acceso a agua potable es nulo y la recogida de basura no funciona». Asegura que «las dificultades para trabajar en Haití como médico son inmensas».
Apenas sin voluntarios
No es la primera vez que el doctor Ramón visita ese destino. Pero reconoce que la vida humanitaria, en comparación a hace algunos años, es bien distinta: «No hay apenas voluntarios, solo una coordinadora en Puerto Príncipe y yo soy el único médico no local en esta zona». Dice que ahí «se trabaja a fondo», y son jornadas intensas por el estado en el que se encuentra el país. A pesar de ello, tampoco resulta seguro moverse de una ciudad a otra. «De Petit-Goâve a la capital hay 70 kilómetros por carretera, pero no la podemos coger porque no es segura. Hacemos el trayecto en un vuelo de Naciones Unidas», relata.
El doctor ya no recuerda los destinos donde ha trabajado como cooperante, pero es un auténtico conocedor de lo que es el África Subsahariana y el Sahel. Ahora, esta misión en Haití le ha coincidido con las fiestas de Navidades, y reconoce que, a pesar de estar acostumbrado a estar en festivos fuera de Mallorca, donde tiene a toda su familia, «estar lejos de casa es, quizá, la parte más difícil de la cooperación». A estas alturas, este médico mallorquín ni siquiera se plantea su jubilación, aunque sí que reflexiona y entiende que «es evidente que llegará, pero, como los futbolistas, intentamos alargar el periodo activo al máximo, hasta que tu cuerpo diga «basta». Pero también tiene claro que «no será ninguna tragedia».
El apunte
De Yugoslavia hasta Irán
Son numerosas las intervenciones médicas que ha sumado el doctor Miquel Àngel Ramón a lo largo de los últimos 30 años, pero para recordar algunas de las más impactantes, no olvida su paso por Kosovo, en Yugoslavia, a principios de los 2000, justo en un periodo en que el territorio estaba en conflicto.
En 2003 estuvo con Médicos del Mundo en Iraq, donde sí vivió situaciones extremas y se movía con auténticos protocolos de seguridad.