La Comissió de Memòria Democràtica impulsará la creación de un grupo de investigación para avanzar en las identificaciones de los individuos de sacas halladas en las fosas de la Guerra Civil y la represión franquista en Balears en las que por distintas razones no se ha conseguido un resultado positivo en el cotejo del ADN.
Las llamadas sacas son las falsas liberaciones de represaliados que estaban en cárceles de Mallorca y que según los documentos de la época sacaban de la prisión y dejaban volver a casa. Nunca regresaron con sus familias. No les habían abandonado , fueron asesinados en los cementerios de Porreres y Son Coletes. Son las llamadas fosas negadas del franquismo.
Según el último recuento oficial a día de hoy se han recuperado en Balears los restos de 241 individuos de los que solo 47 han podido ser identificados. 38 han sido entregados a sus familias. «No tenemos familiares de todas las víctimas y además una parte de los restos óseos de las víctimas no conservan ADN suficiente para realizar un análisis, porque ya está muy degradado», explica Almudena García Rubio, antropóloga y coordinadora de Aranzadi en Baleares.
La identificación de Picornell en Son Coletes obliga a reescribir la memoria democrática de las Islas y abre a la vez una nueva vía a la identificación que alimenta la esperanza de las familias que siguen buscando a sus desaparecidos. Siempre se había pensado que los presos de las sacas de Palma fueron asesinados en Porreres pero ahora se sabe que algunos acabaron en Manacor. Se empieza a ver la luz en el descuadre de fechas (entre el papel y la realidad) que desconcertaba a los expertos.
A solo unos metros de la fosa en la que arrojaron a las sindicalistas en Son Coletes se ha encontrado una saca con los restos de diez varones de los que dos han sido identificados por el cotejo de ADN (Emilio García-Peñuela y Antonio González). Sus nombres estaban junto a otros ocho en la saca de Bellver del 4 de enero de 1937. El objetivo principal es ahora redoblar esfuerzos para identificar con certeza uno por uno a los otros ocho individuos cuyos descendientes se aferran a este giro inesperado de guión.
Entre los prisioneros de la saca del 4 de enero de 1937 en Bellver está Joan Mercant. «Cuando excavaron en Porreres y no le encontraron me quedé un poco chafada, pero ahora ver que han encontrado a Aurora en Son Coletes me da esperanza porque siempre me habían dicho que el mismo día los sacaron a ellos», dice Maria Mercant (de 73 años) sobrina del represaliado al que nunca llegó a nocer.
«El nuevo grupo de investigación trabajará para definir al máximo los parámetros que nos puedan servir para identificar a aquellos a los que no tenemos identificados. Si por decirlo de alguna manera ‘matriculamos' las sacas podemos cotejar las muestras y buscar rasgos identificativos desde el punto de vista antropológico en un ámbito más reducido que si lo hacemos entre el total de exhumados», dice el Secretario Autonómico de Memòria Democràtica, Jesús Jurado.
Maria Antònia Oliver, presidenta de Memòria de Mallorca, muestra también su satisfacción por la apertura de esta nueva línea de trabajo. «Nosotros como asociación también estaremos en ese grupo de trabajo. Digitalizamos todos los libros de gobernación civil de la época y hay bastantes escritos comunicando las falsas puestas en libertad. Se irá trabajando con estos y otros documentos, como las cartillas militares en las que están las características físicas de las víctimas. Es una buena iniciativa porque quedan muchos cuerpos sin identificar y muchas familias que no encuentran a sus familiares. El caso de las rojitas del Molinar es un ejemplo perfecto. Sabemos que son ellas y Belarmina porque están en la saca de Aurora que ha sido identificada gracias al ADN de su hermano», dice Oliver.