«Las rocas de Sa Gavina Blava, en Molinar, están llenas de toallitas, pero también aparecen en todo ese paseo hasta Cala Estància. Nadie las recoge, solo extranjeras de este barrio y algunas mujeres como yo. Llevamos años con esta basura y el Ajuntament de Palma lo sabe y ahí sigue», lamenta Marta Sánchez, vecina de la zona y muy crítica con la limpieza en las costas.
Hace unos días que informó de nuevo a Cort sobre la problemática de la suciedad, no solo de toallitas sino de plásticos e hilos de pescar que cada día encuentra. Sobre todo, denuncia que todo este material «se llega a desintegrar en el mar», algo nocivo para el medioambiente, porque se convierte en microplásticos, y para los peces. «He llegado a llenar una bolsa grande con basura que encontré entre las rocas en una mañana, justo en la zona de Sa Gavina Blava», reconoce Marta, quien sale a primera hora del día a inspeccionar, de vez en cuando, la costa.
Tras esta lucha que tiene contra el Ajuntament, y que a pesar de las quejas no ha conseguido nada, lo último que ha pedido es que el Consistorio envíe a inspectores a vigilar las zonas a fin de que este incivismo tenga algún tipo de consecuencia: «Propuse que se implantara el trabajo social, algo que está funcionando muy bien en el resto de Europa», explica. Esto significa, detalla esta vecina, que «los infractores sean sancionados con limpiezas mensuales, por ejemplo».