El alto coste, la falta de un control constante y, en definitiva, el desinterés de las autoridades fueron los motivos principales por los cuales Antoni Gaudí nunca terminó el proyecto de reforma de la Capilla de la Trinidad de la Seu de Mallorca. «Pensábamos que era por un rechazo estético de su obra, pero fue principalmente por razones económicas», según explica la directora de la Càtedra Seu de Mallorca de la Universitat de les Illes Balears, Mercè Gambús, que ha sacado a la luz diversos documentos clave para entender por qué el catalán no pudo completar su trabajo.
La construcción de un mausoleo para los reyes Jaume II y Jaume III en la capilla de la Trinidad fue una de las razones de la reforma litúrgica encargada a Gaudí por el obispo de Mallorca Pere Joan Campins. Como la capilla pertenecía al Patronato Real, Alfonso XIII debía autorizar su reforma, además de costear las sepulturas. De esta forma, el proyecto de la capilla de la Trinidad pasó a depender de la monarquía española desde el año 1904 en que se inició la reforma del templo. Con los años no se resolvió el tema, hasta que en 1915 Gaudí se desvinculó definitivamente del proyecto. Antoni Maria Alcover, como capellán real y decano de la Seu, se cartearía con la secretaría privada del rey tratando de conseguir, sin éxito, la financiación de los mausoleos.
Imágenes inéditas
Entre la documentación consultada en el Archivo General del Palacio Real, la investigadora localizó un dibujo para uno de los sepulcros según diseñó Fausto Morell en 1919. Era una opción más económica, pero tampoco prosperó. Gambús recuerda la existencia de otros documentos como las fotografías de los modelos en yeso que Gaudí ideó para la capilla y otro dibujo de su colaborador J. Matamalas que reproduce la capilla y las sepulturas reales. Ambas permiten visualizar el diseño original de Gaudí. La crisis institucional de la monarquía y la llegada de la dictadura de Primo de Rivera, que controlaría los presupuestos del Gobierno, dificultó más el proyecto de Gaudí en la capilla.
Su restauración se retomaría ya en pleno franquismo, con la intervención del arquitecto Gabriel Alomar y el escultor Frederic Marès. En 1947, Francisco Franco inauguró el monumento al crucero Baleares en sa Feixina y, a continuación, presidió el entierro de los reyes mallorquines y la inauguración de la reforma de la capilla de la Trinidad en un acto «politizado» a favor de la dictadura, según la investigadora.
El apunte
El interés político del rey por instrumentalizar el Diccionari
Mercè Gambús también ha descubierto cartas inéditas que desvelan que Alfonso XIII tenía un interés «clarísimo» por «instrumentalizar» el Diccionari Diccionari català-valencià-balear que elaboraba Antoni Maria Alcover. Por ello, lo financió con 25.000 pesetas anuales. «Quería neutralizar el nacionalismo catalán, que cada vez era más radical, pero también fragmentar el estudio y la divulgación de la lengua», afirma. La caída del monarca y el papel de Francesc de Borja Moll neutralizarían estos intereses.