Abogado laboralista, sindicalista, ex secretario general de CCOO en Cataluña y exdiputado, era el portavoz de Catalunya sí que es Pot (la confluencia auspiciada por Podemos e IC-Verds) en el pleno del Parlament que dio vía libre a «la desconexión» y luego a la declaración de independencia. Su grupo se abstuvo pero lanzó un mensaje muy crítico desde la izquierda al independentismo y a cómo se gestionó el ‘procés'. Nunca defendió la prisión para quienes protagonizaron aquellos hechos y criticó el abuso de la vía judicial. Su último libro no va de eso pero la actualidad manda y se suprimirá el delito de sedición. Dirige la Escola de Treball de Comisiones Obreras.
Pensando en Cataluña, ¿cómo ve suprimir la sedición?
—Todo lo que sea desinflamar el conflicto o buscarle una salida me parece positivo. Pero tiene que hacerse judicialmente bien. Con lo que no estoy de acuerdo, de ninguna manera es con la propuesta de reforma del Código Penal referida a la malversación. Es un delito que se fundamenta en la administración desleal de recursos públicos. Eso es la malversación, y tanto da que sea en beneficio propio o de un partido.
O de un sindicato
—O de un sindicato. Pero también hay que recordar que el delito de malversación no es el mismo de apropiación indebida. La malversación requiere utilizar dineros públicos. Hoy [por el miércoles] escribo de eso y digo que las modificaciones ‘ad hoc' de las leyes las carga el diablo. Sirven para dar respuesta a una situación concreta, pero pueden traer efectos no deseados.
Cinco años después del referéndum del 1 de octubre, ¿cree que su análisis fue el correcto?
—Sí, el tiempo me ha dado la razón pero desde entonces ya han pasado años para seguir hablando de lo mismo. Hay otras cuestiones.
¿La pandemia es el capitalismo o es una pandemia capitalista?
—El título es un juego de palabras, estamos en una crisis profunda del capitalismo que es anterior a la pandemia y a la guerra de Ucrania. La pandemia es un espejo que muestra nuestras debilidades.
¿Y la receta es?
—Dedico la parte final a la necesidad de construir un nuevo contrato social, un Pacto de Civilización.
¿Sigue activa la reivindicación sindical o esta época es de desmovilización? ¿Se puede reivindicar en estos tiempos?
—Lo mejor siempre es agruparse. El sindicalismo sigue activo y siempre es necesario, ya sea en las industrias del XIX o en la época de los algoritmos. Aunque ya no estoy en el sindicalismo activo [dirige la Escuela de Trabajo de CCOO y a presentación de su libro en Palma se organizó por el ateneo de este sindicato en Balears] veo que allá donde hay movilización se consiguen más objetivos. Pero no hablo en nombre de Comisiones. Mi voz es sólo mía y sólo me represento a mi mismo. Y estoy por precisar que no siempre lo consigo.