La figura de la enfermera escolar tiene un siglo de bagaje en países como Reino Unido y en los últimos años se ha extendido a Estados Unidos o Francia, entre otros. En España la figura de la enfermera escolar no existe como tal y solo se han realizado algunos intentos de implantarla en otras comunidades, pero no en Baleares. «Ni siquiera está contemplada como una especialidad al acabar la carrera. Es una figura que no está definida y tampoco lo están sus funciones», lamenta Litha Otero, secretaria de organización de Satse Baleares. El sindicato de enfermería considera que es una figura «imprescindible», no solo para proporcionar la atención y cuidados a los alumnos con enfermedades crónicas (entre ellas la diabetes) sino también para prevenir la obesidad, los embarazos indeseados o la anorexia.
«Erróneamente por lo general se considera a la población infantil como población sana y no se tiene en cuenta que el 15% de la población infantil tiene enfermedades crónicas. En el caso de la diabetes casi en el 100 % de los casos de niños requiere de la administración de insulina. Con fuertes picos de diagnóstico entre los 4 y los 7 años y entre los 10 y los 14 años», dice Otero. La secretaria de organización de Satse Baleares reclama la implantación de la figura del enfermero escolar en todos los centros educativos públicos y privados de las Islas: «La enfermera escolar hace asistencia ante emergencias (caídas, atragantamientos…), asistencia crónica (administración de medicación, control de la dieta…), labor formativa a toda la comunidad educativa promoviendo hábitos saludables y evitando los nocivos, labor de investigación (los colegios podrían ser centros de datos de suma importancia para la sanidad) y sirve de nexo con el resto de los profesionales de salud (médico y especialistas)».
El sindicato participa junto a otras 15 organizaciones en la Plataforma Estatal de Enfermera Escolar. Desde su página web enfermeraescolarya.es las familias se pueden descargar una solicitud para registrar en las escuelas o administraciones públicas instando a implantar esta figura. «Cada año se diagnostican 1.000 casos de diabetes infantil en España y muchos padres o madres tienen que dejar el trabajo hasta que la enfermedad de sus hijos se estabiliza. Puede tardar dos años en hacerlo y muchos niños dejan de acudir a la escuela en ese periodo», dice Litha Otero.
«Cuando se diagnostica en niños, son insulinodependientes y requieren un control permanente hasta que se estabilizan. Pueden llegar a tener que controlar los niveles de glucosa cada dos horas», dice Otero. Avisa de que «los profesores no quieren ni pueden asumir el riesgo de colocar medicación y aunque es verdad que las asociaciones y centros de salud realizan apoyo y formación a las familias opina que «no es suficiente». Según las estimaciones de Satse el coste de que dotar con una enfermera todos los centros educativos en España (escuelas infantiles, colegios, institutos y centros de formación profesional) sería de 20 euros por ciudadano al año. «Es irrisorio y supondría una reducción de costes derivados del absentismo laboral o de jubilaciones anticipadas, entre otras. Tenemos calculado que se ahorrarían 17.000.000 de euros de costes indirectos y 5.000.000 de euros de costes directos en la seguridad social», explica Otero.
En Baleares la Conselleria de Salut atiende a los escolares diabéticos a través del programa Cooreducasalud, que se encarga de asistir a los niños crónicos en escuelas. Mercedes Escarrer, coordinadora de este programa defiende este modelo de atención frente a la creación de la enfermera escolar, entre otras cuestiones por la «escasez de profesionales de enfermería en Baleares».
Escarrer explica que a principio de curso se realiza una comisión en la que participa el profesorado y las enfermeras de salud de sus centros de referencia. Se forma al profesorado para que pueda supervisar la administración de fármacos fomentando la autonomía del alumno. En caso de niños muy pequeños, que no pueden administrarse la medicación bajo la supervisión del profesor, la enfermera se desplaza desde el centro de salud para hacerlo.
En el año 2021 135 escolares menores de 14 años de Mallorca recibieron atención de este programa. Desde que se puso en marcha este tipo de atención en 2017 se ha asistido a 241 alumnos. Este curso ya se han gestionado casos relacionados con 39 escolares. La coordinadora del programa defiende el éxito de la medida que persigue la «normalización» de la enfermedad para que no interfiera en el día a día de niños y niñas. «Cuando hay prevista una excursión, por ejemplo a Lluc, se contacta con el dispensario de allí para que esté avisado si hay que poner medicación. También se intenta hacer en los viajes de estudios», dice.