Baleares se situó a la cabeza en ventas y ocupación en el comercio minorista el pasado mes de septiembre. Son unas cifras que si bien son motivo de satisfacción para el Ejecutivo balear, no difuminan los temores de un sector que prevé un invierno mucho más duro de lo habitual en el que confluirán la minimización del turismo, la desaparición del ahorro embolsado y la inflación. Según los datos publicados este lunes por el Instituto Nacional de Estadística (INE), Baleares fue la comunidad que experimentó un mayor aumento de ventas con un 9,2 %, una subida muy por encima de la media estatal, del 0,5 %. Asimismo, las Islas lideran igualmente la tabla sobre el aumento de la ocupación en el sector, con un 7,2 % frente al 2,2 % de media estatal.
Los datos reflejan una «recuperación firme» del sector, en palabras del propia director general de Comerç, Miguel Piñol. «Nuestra apuesta por un modelo de comercio de proximidad se traduce en estas cifras», señaló para destacar que la progresión positiva del negocio a lo largo de esta temporada ha permitido «blindar casi 70.000 puestos de trabajo». Por su parte, el vicepresidente del Govern y conseller de Sectors Productius, Juan Pedro Yllanes, señaló que se continuará con el plan de trabajo e inversiones previstas «para poder mitigar la incertidumbre de los próximos meses y consolidar el crecimiento del sector con más puestos de trabajo no estacionales de Baleares».
Es precisamente esa incertidumbre que sobrevuela los próximos meses lo que continúa atenazando los ánimos del sector, que, además, ha visto como las altas temperaturas de este otoño han supuesto un hándicap añadido para el sector textil, incapaz de dar salida a la ropa de abrigo que se acumula en sus tiendas. Así, las patronales alertan de que la caída del consumo afectarán de lleno al pequeño comercio en estas semanas. Toni Gayà, presidente de Afedeco, señala que «el problema es más grave que el de la estacionalidad y el comercio volverá a entrar en Navidad y rebajas con la actividad muy refrenada». Ni siquiera las rebajas, advierte Toni Fuster de Pimeco, van a suponer la bomba de oxígeno que suponía otros años, puesto que son periodos, como el Black Friday, que «han acabado con la productividad para los pequeños muy diluida».