El entusiasmo, la emoción y el sentimiento generalizado de estar protagonizando un momento histórico marcan los recuerdos de excargos del PSOE balear sobre las elecciones del 28 de octubre de 1982 –las primeras que ganó el PSOE, y además por mayoría absoluta de 202 escaños– que comparten con este periódico cuarenta años después. Son Joan Ramallo, diputado electo en aquellas elecciones; Ramon Aguiló, alcalde de Palma entre 1979 y 1991, único que ocupaba entonces un cargo institucional de relieve por el PSOE balear –que aún no se llamaba PSIB–; Emilio Alonso, que formaba parte de la dirección federal del partido; Joan March, pieza clave del socialismo balear desde la Transición, y Francesc Triay, que hasta meses antes de las elecciones fue el secretario general del partido en las Islas. Fue destituido de manera fulminante (y toda su ejecutiva se fue con él) desde la dirección federal por haber difundido unos comentarios que el rey Juan Carlos hizo a Felipe González sobre sus preferencias políticas; contrarias a las del Gobierno de UCD y en línea con el PSOE. Fue la primera señal de que el monarca no ‘vería mal' un Gobierno socialista.
Triay, que hoy tiene 78 años, prefiere pasar de puntillas sobre ese episodio y recordar que «fue un momento muy esperanzador, era el momento del cambio y estábamos cargados de ilusiones».
Triay, la legislatura anterior, había sustituido a Emilio Alonso como diputado cuando éste se incorporó a la dirección federal y el golpe del 23-F le cogió en el Congreso de los Diputados. Cuarenta años después, Emilio Alonso, que ha cumplido 80, sí habla abiertamente de aquella crisis. Y, por primera vez, reconoce que «lo magnificamos todo» y que fue una operación diseñada desde la dirección federal.
«En realidad fue una chorrada pero entonces había dos bandos y nosotros le dimos la máxima relevancia. Felipe González contó que el Rey coincidía con él y quería elecciones y Triay lo reveló a la prensa. Hoy no hubiera pasado nada pero entonces nadie comentaba lo que decía el Rey. De todas maneras, no sirvió para nada pues en el siguiente congresos del partido en Balears volvieron a ganar» los de Triay. Éste, como Joan March, representaba a la corriente autonomista del partido. Y apunta que todo el partido, pese a la crisis, participó activamente en aquella campaña».
«Había muchas ganas de cambio y veníamos de un intento de golpe de Estado», indica para elogiar luego lo que supusieron los primeros gobiernos socialistas y sus logros. Recuerda momentos duros, como la reconversión industrial, y cómo eso llevó a la primera huelga general, promovida por UGT contra el Gobierno socialista. «Me di de baja en UGT y poco después el PSOE suprimió la doble militancia», indica. Cree, pasado el tiempo, que los objetivos se han cumplido. En su opinión, Pedro Sánchez está más a la izquierda que González. Ramon Aguiló, había llegado a la Alcaldía de Palma con 29 años en 1979. Hoy tiene 72 y está a años luz del partido, que dejó en el 2000. Pero sí participó de forma activa en aquella campaña.
«Había mucha ilusión en dejar atrás el franquismo, pensábamos que todo iba a cambiar y que vendría una época extraordinaria. Nos creímos aquello que dijo Felipe, que cambiar era que España funcione. Pero, años después, hay una crisis constitucional y esto no va ni con ruedas», asegura el exalcalde, que también recuerda la crisis por las declaraciones de Triay. «Aquello fue una gran irresponsabilidad y el PSOE de hoy está en las antípodas del de 1982», comenta. A Triay le sustituyó Félix Pons (que murió en 2010); primero como presidente de una gestora y luego como secretario general.
Fue Pons quien ofreció al abogado Joan Ramallo, hoy jubilado de 79 años que vive en Alaró, formar parte como independiente de la candidatura del PSOE por Balears al Congreso. Aquella candidatura estaba encabezada por Gregori Mir (murió en 2016), que logró escaño igual que Ramallo y el ibicenco Jaume Ribas. Los otros tres (se elegían 6 escaños por la circunscripción) fueron para AP: Abel Matutes, José Cañellas y Ricardo Squella. Los dos últimos ya han fallecido.
Ninguna mujer
Ramallo, que no se afilió al PSOE hasta años después, llegó a presidir la Comisión de Hacienda del Congreso de los Diputados y recuerda debates clave, sobre todo los que tenían que ver con la política económica, la reforma fiscal y la reconversión industrial. «El PSOE hizo política socialdemócrata desde el principio, pero adaptada a la situación en que vivíamos. Había que empezar casi desde cero. Al final, quien decidía de verdad era el Gobierno más que el partido», indica.
«La reconversión industrial era imprescindible, imagina que no se hubiera hecho, esto sería ahora Albania», comenta Ramallo que añade: «Visto desde ahora parece que todo fue fácil. Y no, no lo fue. Se impuso el ‘modelo de Solchaga' [alude a Carlos Solchaga, ministro de Industria y energía en el primer gobierno socialista ] y nos decían que era muy de derechas». Joan March, responsable de Organización del partido hasta que se desmanteló la ejecutiva de Triay, tiene ahora 73 años y ha participado en todas las campañas del socialismo balear. También en aquella. «Todos lo que salimos de la dirección arrimamos el hombro, la ilusión era inmensa. El 28 de octubre, estuve de apoderado en una mesa electoral de Sineu». «Además de en Palma, el PSOE tenía presencia en Alaró y estábamos en una coalición de izquierdas en Capdepera», recuerda. Su posición en el partido era apostar por una propuesta «más próxima a nuestra tierra» y por eso impulsó la corriente socialismo y la autonomía. «Recuerdo a los del PSM y a Mateu Morro que me decían: vosotros ir a por el voto de izquierdas de fuera que nosotros buscaremos al de Mallorca».
Parte del público que asistió al mitin en el campo del Baleares increpó a Félix Pons cuando empezó su intervención en catalán. Eso ha seguido ocurriendo durante estos años. Pons no era candidato pero sí lideró la lista de 1983 a las autonómicas. Además de tres diputados, en las generales de 1982, el PSOE obtuvo tres senadores y AP, dos. Ninguno de los dos grandes partidos presentó a mujeres en puestos con opción a ser elegidas. Y ninguna fue elegida. Todo fueron hombres. 40 años después, la ley obliga a listas paritarias.