Salut prevé que este mismo mes se podrá adjudicar el contrato que permitirá derivar a pacientes en lista de espera de los hospitales Son Espases, Son Llàtzer e Inca a clínicas privadas. Se trata de una segunda fase del plan de choque que la Conselleria ha puesto en marcha con la intención de volver a las demoras registradas en prepandemia para el año 2024. El objetivo es rebajarlas un 20 %. Para lograrlo, el pasado mes de abril se destinaron unos 18 millones de euros a pagar horas extra a los profesionales y así incrementar la actividad tanto de las intervenciones quirúrgicas, como de consultas externas y de pruebas diagnósticas en jornadas extraordinarias, en horario de tarde.
La siguiente acción está a punto de obtener luz verde y pasa por incrementar las derivaciones a clínicas. A finales de mes se adjudicará el contrato, hecho a través de concurso público, que por valor de 12,6 millones de euros, prorrogables a 27 millones, permitirá derivar a un máximo de 895 pacientes en espera por la sanidad pública al mes. Desde el IB-Salut se prevé que los principales procesos estarán relacionados con cirugía general y aparato digestivo, dermatología, oftalmología, traumatología y cirugía ortopédica y otorrinolaringología. Éstos vendrían a ser las especialidades con mayores retrasos.
Manacor y Eivissa
Los hospitales que ya cuentan con este sistema de derivaciones son Can Misses (Eivissa) que está conveniado con la Policlínica Nuestra Señora y el de Manacor, que trabaja con el Hospital de Llevant. En este último, entre los meses de abril y agosto ya se han traspasado 1.814 pacientes para un proceso asistencial completo, es decir, una primera visita y todas las que se deriven de ésta. Y otros 2.795 para la realización de pruebas diagnósticas. Sin embargo, las intervenciones quirúrgicas no se trasladan, sino que se han alquilado espacios para que los equipos de profesionales del hospital de Manacor puedan operar.
Como se recordará en marzo de 2020 los hospitales del IB-Salut crearon un circuido doble (respiratorio y no respiratorio) para aislar a los pacientes con sintomatología de COVID-19; además, durante los picos de las siete olas pandémicas se reestructuraban las áreas para reservar camas, por lo que se ha ido limitando la actividad quirúrgica de forma intermitente.
Efectos de la COVID
La pandemia ha repercutido de forma directa en las listas y el tiempo de espera. En su última actualización había 80.349 pacientes, 65.776 pendientes de una primera consulta que esperan 60,7 días de media, (25,2 más que en 2019), y otros 24.573 que deben ser intervenidos y esperan de media 123,63 días, más de 4 meses, y 50 de más respecto a hace tres años.
El global ha crecido un 39 % si se compara con el mes de junio de hace tres años, cuando era verano de 2019 y la COVID ni siquiera existía. Por entonces la lista de espera la engrosaban 57.890 personas. De éstas, 45.984 estaban pendientes de una consulta y el tiempo medio de demora era de 35,5 días, poco más de un mes, y otras 11.906 tenían prevista una operación para la que tardaban, de media, 73,13 días, menos de dos meses y medio.