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Escalar el Kilimanjaro por los diabéticos

La endocrina de Son Espases Mercedes Noval participó en la expedición que reunió a 20 voluntarios y pacientes: «Soy otra persona»

El grupo al completo, en la cima del Kilimanjaro.

| Palma |

El pasado mes de junio, la montaña del Kilimanjaro (Tanzania) abrazó durante seis días a un grupo de 20 personas que se proponían un reto: tocar la cima por los diabéticos. La expedición aglutinó a personas con diabetes tipo 1, fisioterapeutas, trabajadores sociales, sanitarios y médicos de varias comunidades. La doctora especialista en Endocrinología del hospital Son Espases Mercedes Noval (Zaragoza, 1990) no quiso perderse esta oportunidad. «El objetivo de esta experiencia ha sido demostrar que por el hecho de tener una patología crónica (la diabetes) no tienes por qué dejar de hacer ejercicio. Con entrenamiento y esfuerzo, uno puede con todo», explica Noval que, como el resto de los participantes, se preparó durante meses para superar los 5.895 metros hasta la cima de la montaña.

La organización para personas con trasplante y enfermedades crónicas Traïnsplant ha sido la artífice de este reto que comenzó el pasado 3 de junio y finalizó el día 14. La escalada hasta tocar el techo duró seis días. Entre los 20 voluntarios había ocho médicos entre endocrinos y anestesistas, y tres pacientes con diabetes tipo 1. Los sanitarios hacían mediciones de glucemia capilar para controlar las subidas y bajadas de insulina de los pacientes. Las muestras se tomaban varias veces al día y a diferentes alturas. Sin embargo, el resto del equipo –no diabéticos– también se midió la glucemia «para ponernos en el lugar de la persona con diabetes», explica la doctora.

La doctora enseña a hacer mediciones de glucemia capilar a nativos.

Evolución

Médicos, sanitarios y pacientes tomaban decisiones a la par cuando, durante el ascenso, tenían que ir controlando el nivel de insulina. Los diabéticos, además, regulaban su dieta. «Fue todo un aprendizaje para nosotros, y sobre todo para ellos fue enriquecedor tener a médicos a su lado para aconsejarles y que validáramos sus decisiones». El reto finalizó con éxito hasta la cima de la montaña, a pesar de que algunas personas del grupo, sobre todo escalando los últimos metros, sufrieron mal de altura.

Los ocho médicos, con gente local.

La doctora Mercedes Noval no olvidará nunca esta experiencia, que es además su primer voluntariado: «Soy otra persona. He podido observar las dudas que les surgen a pacientes cuando se enfrentan al deporte, sus sensaciones y sus emociones. Psicológicamente, me ha hecho ver la diabetes desde un punto de vista más humano que antes, porque ahora soy consciente que es una enfermedad crónica muy dura, te tienes que pinchar constantemente. Yo misma, haciéndome los controles durante la subida al Kilimanjaro me decía ‘no quiero', pero por ellos lo tenía que hacer». Para ella, «los tres pacientes con diabetes han sido los superhéroes de la expedición». Antes de volver a casa, los médicos de la expedición atendieron a la población nativa de la región de Moshi y de las casi 80 personas valoradas, diagnosticaron un 10 % de diabéticos. Traïnsplant, la Sociedad Española de Endocrinología y otras empresas financiaron medicamentos, alimentos y material escolar para toda población.

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