Anna Sroka, embajadora de Polonia en España, visitó ayer Palma para inaugurar el nuevo consulado del país en Baleares, en la calle Fideu 7 de Palma. Al frente está el recién nombrado cónsul honorario, Ignacio Fiol. Polonia llevaba siete años sin sede diplomática en Palma.
¿Cómo valora la reapertura del consulado?
— Es muy importante. Tenemos muchos turistas polacos aquí que vienen a disfrutar de las Islas pero eso produce de vez en cuando problemas, también. El cónsul honorario va a prestar un servicio que para nosotros es muy importante.
¿Le ha trasmitido algún problema específico la colonia polaca (unas 8.000 personas)?
— Están muy bien integrados. Lo que a lo mejor falta, y el cónsul también tiene esas funciones, es ser más activos a la hora de integrar a los polacos que están aquí, organizando eventos culturales a los que normalmente van tanto los habitantes de un lugar como los polacos.
¿Qué tipo de eventos?
— Aquí está el festival de Chopin que sé que el cónsul tiene la intención de agrandar. Tiene sus ideas. Estamos muy contentos porque hemos encontrado a una persona como Ignacio, no es fácil. Tiene que ser una persona de absoluta confianza para nosotros.
Llegó a España en mayo, ¿le ha tocado un momento complicado para la diplomacia?
— La guerra en Ucrania ha cambiado mucho la escena geopolítica. Nosotros siempre, también, intentamos ayudar a Ucrania con nuestra labor. España apoya muchísimo a Ucrania y espero que todos los europeos seamos solidarios. Va a ser muy difícil si no lo hacemos. Ya no es un conflicto local, es global: todos sufrimos la inflación y es una consecuencia de la guerra. El daño que se hace en Ucrania nos salpica a todos.
¿Cómo gestiona su país a los refugiados?
— Tenemos tres millones. No hemos creado campos para refugiados. Se les acogió en casas particulares, en hoteles estatales... Creemos que gracias a ello esa gente no se siente tan mal.