Los resultados del décimo ránking de navieras de cruceros realizado por la organización alemana Nabu refleja que 18 de las 19 empresas analizadas continúan sin tomar medidas suficientes para proteger el medio ambiente, el clima y la salud pública. De estas 18 navieras, 16 operan con sus cruceros en Palma. Se da el caso de que la única naviera que cumple en un 50 % su progreso en la aplicación de estas medidas es Hurtigruten Norway, que sólo navega en Noruega y, por tanto, no recala en Palma. Las 18 navieras restantes no llegan al 50 % en la aplicación de medidas y, por decirlo de alguna manera, suspenden en su implementación. Las otras dos navieras que no recalan en Palma son Hurtigruten Expeditions, que en uno de sus cruceros llega a España, pero sólo toca Galicia desde el norte de Europa, y Phönix Reisen, que sólo en uno de sus numerosos viajes programados tiene una escala prevista en Maó.
El estudio de Nabu se refiere a las navieras que hacen ruta en las costas europeas. El nombre de Nabu corresponde a Naturschutzbund Deustschland, Unión para la Conservación de la Naturaleza de Alemania, que, con 120 años de historia, es la asociación ambiental más grande de ese país. Nabu señala que «los resultados muestran que la protección del medio ambiente y del clima continúan siendo objetivos lejanos para las compañías de cruceros. El fuel pesado es todavía el combustible elegido por la gran mayoría de la flota existente». La Plataforma contra els Megacreuers ha recordado que «Palma es la segunda ciudad europea en mayor contaminación por cruceros, sólo superada por Barcelona, y algunas de las navieras que más operan en la capital balear son precisamente las que tienen peor puntuación en el ranking».
La organización española Ecologistas en Acción es colaboradora de Nabu y destaca que «pese a que la mayoría de las empresas de cruceros declara tener una estrategia climática y estar comprometida con el medio ambiente, la realidad es que el fuel pesado sigue dominando el mercado actual y las carteras de pedidos incluyen casi exclusivamente buques de gas natural licuado (GNL), otro combustible fósil con impactos potenciales mayores en el clima que el diésel marino. Cada vez hay más buques con capacidad de conexión eléctrica a tierra, pero el uso real sigue siendo muy bajo. El uso de baterías y pilas de combustible alimentadas a partir de fuentes de energías renovables es escaso y se usan tan sólo como complemento del motor de combustión».
Según Ecologistas en Acción, «los cruceros más pequeños, los llamados de expedición, no tienen un mejor resultado medioambiental. Además, suelen ir acompañados de un vuelo al otro extremo del mundo, por lo que la huella medioambiental por pasajero finalmente es muy elevada. A ello se añade que a menudo viajan a regiones del mundo especialmente sensibles».