El 6 de junio de 1996 se vivió algo insólito en una sesión plenaria del Consell de Mallorca, presidido entonces por Maria Antònia Munar (UM) y que contaba con dos vicepresidentes; uno, Francesc Triay (PSIB) y otro, Pere Sampol (PSM). Aunque el PP había sido el más votado en las elecciones del año anterior, se cerró un acuerdo entre el resto de los partidos para que Munar asumiera la presidencia. Esquerra Unida, dirigida entonces por Eberhard Grosske, apoyó su elección pero decidió quedarse fuera del gobierno (al que sí se incorporaron PSIB y PSM) y conservar su libertad de voto.
El punto estrella que se llevaba a votación en aquel pleno era el inicio, en periodo de pruebas, de la incineración en la planta de Son Reus. Días atrás, y con sólo tres votos de diferencia, el máximo órgano de dirección del PSM había acordado votar a favor. El entonces secretario general, Mateu Morro, defendía el ‘no'.
Alcanzar la Luna
El PSM, que llevaba meses en un debate interno sobre qué hacer con la incineración, llegó al pleno con una propuesta alternativa que el PSIB apoyaba: la incineradora (que había sido la opción elegida cuando Joan Verger, del PP, presidió la institución la legislatura anterior) se pondría en marcha pero con una serie de condiciones. En una tensa reunión del partido que hoy se llama Més, uno de sus dirigentes (Damià Pons) dijo: «No alcanzaremos nunca la Luna tirándole piedras». Y se optó por apoyar la incineradora con algunas condiciones, vinculadas al vertedero de cenizas y desbloquear una serie de propuestas urbanísticas.
La presidenta insular pidió al PSM que retirara su alternativa. No lo hizo. Les preguntó, a continuación, si pensaban poner sus cargos a disposición. Pere Sampol, respondió que no. Y fue en ese momento cuando Munar dijo: «Señores del PSM, dense por destituidos». Aunque Munar, en ningún momento, se refirió al PSIB, este partido consideró que la decisión le afectaba. En un alarde de puesta en escena, hasta la propia Munar comentó: «También soy ahora presidenta en funciones». Sampol, ya destituido, convocó a los medios y definió a Munar como «mera ejecutora de los poderes económicos» y llamó a la movilización.
El 10 de julio, Munar volvía a reponer en sus cargos a los representantes del PSM. Fue la primera de una serie de crisis en el gobierno que, entre 1995 y 1999, sirvió para ensayar las futuras coaliciones de ámbito autonómico. Ni por la incineradora, ni por otros asuntos, han dejado nunca ni el PSM ni Més per Mallorca por voluntad propia un gobierno insular o autonómico.