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Turistas un jueves al sol

Las elevadas temperaturas no evitan el trasiego de gente en una jornada típica del verano mallorquín anterior a la pandemia

Un grupo de gente paseando por una calle comercial de la ciudad. | Jaume Morey

| Palma |

Un chorro –más que un soplo– de aire acondicionado sale a una la calle céntrica de Palma desde un comercio totalmente abierto cuando la única persona, entre muchas miles de ellas, que viste manga larga, casco y botas –viste de minero, envuelto en un material parecido al escay– termina, a pocos metros de allí, la primera parte de su jornada de trabajo.

Se llama Osmane, nació en Senegal y, desde hace ocho años se pasa horas y horas, en invierno y en verano, viendo pasar gente desde su pedestal de estatua humana. Retira siempre sus bártulos cuando dan las dos, también este jueves, y los coloca otra vez a las tres. Osmane relativiza mucho la polémica sobre si se puede trabajar en interiores a 27 grados cuando los termómetros se aproximan a los 35 hay días que los han sobrepasado.   

Una mujer se fotografía con la Seu de fondo.

Refrescándose los pies en una fuente antes de seguir con el paseo.

Un banco de s'Hort del Rei, ocupado por personas que aparentan estar agotadas.

Forma parte del paisaje de las vías más céntricas de la ciudad, llena de turistas ese día, incluso a esas horas, aunque no tanto como otros de este mes. Han coincidido ‘sólo' dos cruceros pero hay pocas dudas de que Palma es una ciudad turística y que, cerca de la una y media, hay quienes esperan entrar en La Almudaina. Dos mallorquinas que estudian en Alicante acompañan en su primer día en Mallorca a dos compañeras de estudios. El Rey, la Reina y sus hijas habían paseado el día anterior por tramos de algunas de las calles más transitadas estos días. Pero eso sólo lo saben quienes lo han leído o quienes les vieron en su paseo. Era el turno de Laura (hoy también está Paola) en una zapatería de la calle Jaume II a la que entraron. Laura cuenta que en un primer momento no se dio cuenta de quién era y que fue al ver a las niñas y a Letizia cuando cayó en la cuenta,    No compraron nada en esa zapatería de marca pero miraron. A su paso por la plaza Major los Reyes no tuvieron ocasión de ver a los vendedores de sombreros y abanicos que disponen su material sobre sábanas porque no estaban.

Cuatro universitarias de Alicante sobre la muralla que da al Parc de la Mar.

Turistas comiendo helados.

Venta ambulante y pausa

Este jueves sí, aunque la mayoría    había elegido los jardines de s'Hort del Rei.    «¿Y no vienen policías?». «Sí, a cada momento pero los vemos venir y nos vamos», responde un vendedor con una media sonrisa mientras las fuentes y los bancos se convierten en aliados para las pausas. Hay varias personas totalmente recostadas y una mujer parece mirar al infinito. Hace unos años, en el primero y segundo de la pandemia, era difícil ver gente por ahí. Todo el mundo, desde quienes preparan las estadísticas y las valoraciones del Govern a quienes como Osmane –el ‘minero' de la calle Sant Miquel– miran la calle utilizan la referencia del año anterior al de la declaración del estado de alarma para medir si se ha recuperado el número de visitantes que marcaban los veranos en Mallorca.    Y llegan a la misma conclusión: que parece que sí.    Sólo en las paradas de autobús se puede ver algo parecido al verano anterior y al anterior al anterior: mascarillas. Siguen siendo obligatorias para utilizarlos.

La mirada de Osmane.  Es senegalés y lleva años trabajando como estatua humana. Ayer debía ser la única persona tapada de arriba abajo. Relativiza la polémica sobre el aire acondicionado.

Palma no es sólo del turismo e incluso a esas horas van y vienen      furgonetas de reparto. La empleada de un supermercado de un centro comercial cuenta que es prácticamente imposible enviar el pedido el mismo día de la compra. Mucho más difícil es dar con un taxi. Aunque eso también es relativo, según un taxista. «Aquí estamos tres», cuenta uno conductor de una parada del Passeig Sagrera. Y añade que quizá el problema está con las emisoras. Hay opiniones para todos los gustos, como los helados que consume parte de la gente que pasea en un verano como los de antes de la pandemia.

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