«Deseo demostrar que pertenezco a la raza aria y no hebraica». Margarita H. V. escribió en 1939 una instancia al alcalde de Palma, Mateo Zaforteza, para conseguir un certificado de ‘limpieza de sangre'. Necesitaba acreditar que no era judía para poder casarse. No fue la única que lo tuvo que solicitar, forzada por la influencia de los consulados de la Italia fascista y la Alemania nazi. Hasta 46 mujeres, como mínimo, reclamaron lo mismo entre 1938 y 1940, en muchos casos para casarse con militares italianos, destinados en la Isla con el fin de apoyar a Francisco Franco.
Los expedientes se descubrieron en un rincón oculto de la Secretaría General de Cort en 1998, «mezclados con excrementos de gallinero». Fueron hallados por el archivero Pedro de Montaner, esposo de la historiadora Magdalena de Quiroga, que ese año documentó los casos. Ahora, 24 años después, publica el libro Expedientes de limpieza de sangre en Mallorca entre 1938 y 1940, editado por Llibres Ramon Llull. «Es un tema que se ha querido invisibilizar y hay que sacarlo a la luz», afirmó ayer en una rueda de prensa en la librería que ha editado la obra.
«Es sabido que hubo expedientes de limpieza de sangre por toda Europa, pero han desaparecido o no se han encontrado», comentó. En España, salvo en Mallorca, no se han encontrado documentos similares, o desaparecieron o no se llegaron a elaborar. Sin embargo, la existencia de los xuetas (descendientes de judíos convertidos al cristianismo entre los siglos XIV y XV) es algo destacable. Los alemanes e italianos sabían de su existencia, según explicó la autora, que recordó que en los archivos de Palma se especifica que los certificados eran para casarse con italianos o «extranjeros», que lo más probable es que fueran alemanes, puesto que en esos años había militares germanos destacados en Pollença.
Como novedad, De Quiroga destacó que en el libro hace referencia a los estudios del sueco Anders Jarlet, que ha identificado hasta 430 expedientes de limpieza de sangre en Suecia. Además, la historiadora se sorprendió al saber que el país nórdico esterilizó a 230.000 personas entre 1935 y 1996 por «higiene social y racial». Hasta 1975, el motivo fue para preservar la «raza nórdica». Asimismo, la autora comentó que el Ayuntamiento de Palma tramitó los certificados como un puro formalismo.
De Montaner elogió el prólogo del libro, escrito en catalán por Antònia Morey y Margarita Aguiló, ambas de la UIB. «Aportan mucha información sobre la estructura social xueta en los años treinta y cuarenta, porque siempre se han estudiado más los siglos anteriores», dijo. También recordó que los nazis pidieron por el paradero del arquitecto xueta Guillem Forteza, pero Cort respondió que estaba en Marsella y que no era peligroso.