«No somos morosos. No debemos nada a PIMEM. No queremos que el sector se divida». Tres negativas con las que la asociación de comerciantes de Pimeco ha ratificado este lunes que está dispuesta a impugnar la última asamblea de PIMEM para limpiar su nombre y dejar sin efecto su expulsión de la patronal de la pequeña y mediana empresa.
Su presidente, Toni Fuster, ha insistido en rueda de prensa en que PIMEM ha faltado a la verdad al acusarles del impago de las cuotas y que por su parte «no hay ninguna voluntad de separarnos amistosamente», como había propuesto el presidente de la patronal, Jordi Mora.
Así, Fuster defiende que la asociación no se considera fuera de PIMEM al no haber recibido ninguna comunicación oficial al respecto. Asimismo, se ha puesto el caso en manos del departamento jurídico «para impugnar todo lo que haga falta: el buen nombre de Pimeco ha de estar por encima de esto».
En caso de que el enfrentamiento llegue a los tribunales y la justicia dé la razón a Pimeco, «PIMEM se tendrá que volver a sentar a negociar». «Si no hemos encontrado el encaje entre ambas entidades lo tendremos que trabajar y si tenemos que estar dos años más es nuestra responsabilidad, pero el buen nombre de Pimeco no lo empañará nadie», ha sentenciado Fuster.
En cualquier caso, ha reafirmado su voluntad de seguir participando en las mesas de comercio, donde Pimeco y la patronal de comerio de CAEB, Afedeco -cuyo presidente, Toni Gayà, se ha solidarizado con Fuster- cuentan con la mayoría (diez sillas son de Afedeco, otras tres de Pimeco y las otras dos de Ibiza y Menorca).
Fuster compareció acompañado de Carolina Domínguez, vicepresidenta de Pimeco; Pep Manera, asesor jurídico; y de los vocales Mateu Cunill y Pep Lluís Iglesias. Con respecto a la comparecencia de ayer, el presidente de Pimeco recalcó que con la misma «no pretendemos decir que nos sentimos rechazados ni hacer de esto un ataque frontal; se trata solo de decir la verdad».
Así, Fuster rebatió de nuevo las acusaciones de impago de la semana pasada subrayando que en el documento de adhesión de enero de 2018 no se estableció el pago de cuota alguna. La única propuesta formal en ese sentido, mantiene, llegó por parte de la propia Pimeco -300 euros al año-, pero fue desestimada por PIMEM.
Fuster ha defendido que desde el acuerdo de 2018 Pimeco había formado parte de PIMEM bajo la figura de adherido, no integrado, y que siempre había contado con sus propias infraestructuras, tanto a nivel humano -servicios jurídicos, de comunicación, etc.- como de instalaciones.
«Dijeron que no había un encaje y que no pagábamos pero todo se trata de personalismos». Fuster comentó que la falta de sintonía entre él y Mora había sido uno de los principales escollos para la relación de ambas entidades y que incluso se llegó a sugerir que las reuniones entre los comités ejecutivos de una y otra entidad se celebraran sin la presencia de sus presidentes.
Asimismo, denuncia que bajo el pretexto de las cuotas se les impidió asistir a la asamblea que decidiría su separación. «En un juicio se escucha a cualquier acusado pero a nosotros no se nos escuchó».