La guerra en Ucrania ocasiona una mayor inflación y condiciones económicas más restrictivas. Según el último informe de Perspectivas económicas mundiales elaborado por el Banco Mundial, la invasión rusa a Ucrania ha agravado la desaceleración de la economía, que está entrando en lo que podría convertirse en un período prolongado de escaso crecimiento. Potencialmente, este contexto tendría graves consecuencias para las economías de ingreso medio y bajo. «La guerra en Ucrania, los confinamientos en China, los trastornos de la cadena de suministro y el riesgo de estanflación afectan el crecimiento. Para muchos países, será difícil evitar la recesión», aseguró el presidente del Banco Mundial, David Malpass.
Estas consecuencias empiezan a ser notables en el bolsillo del consumidor, como Ultima Hora ha podido comprobar en la calle. El incremento del precio de la gasolina es una de las repercusiones que más pesa en la mayoría. Alejandra Olaya, una vecina de Palma, asegura que lo ha notado muchísimo y trata de coger el vehículo lo menos posible: «Si quedo con las amigas, una lleva el coche y pasa a buscar a las otras». En general, los ciudadanos sopesan la probabilidad de una crisis, de modo que buscan maneras de ahorrar, cambiando pequeños hábitos. Es lo que Natalia Romero, residente en Ciutat, llama los «gastos hormiga», como pequeños importes en plataformas de vídeo online, suscripciones dispersas o desembolsos superfluos. Adicionalmente, otros problemas se suman a la situación, como le sucede a Amalia Díaz, quien pese a un impedimento en el hombro no puede trabajar ni ahorrar, por lo que depende económicamente de sus hijos.
Bruselas prevé que España cerrará 2022 con una inflación del 8,1 %. O lo que es lo mismo: los españoles serán, por lo general, un 8,1 % más pobres. Aunque el panorama económico apunta a una aceleración en los dos próximos trimestres, impulsada por la vuelta del turismo, los pronósticos se desaceleran a partir de octubre. Los expertos recomiendan en primer lugar, racionalizar el consumo con medidas como cuidar el gasto en ocio, por ejemplo, las salidas a restaurantes y servicios de comida. Lo que supondría otro golpe al sector terciario.