George Lombardi todavía sigue sin contestar cuándo nació. «En la próxima entrevista», responde. Aparte de inversor, es conocido por ser el asesor de Donald Trump. Es la segunda vez que recibe a este medio, esta vez en el restaurante Club de Vela, en Port d'Andratx. Lleva más de 20 años visitando la Isla. Aquí tiene amigos y, de vez en cuando, aprovecha para verse con algunos políticos. Esta vez está en la Isla por negocios.
¿Qué le sorprende de Mallorca para venir tantas veces?
—Hace tiempo, mi padre tenía una casa muy cerca de sa Pobla con mucho terreno. También tengo aquí muchos amigos y algunos negocios. Palma, sin duda, es uno de los mejores lugares. De hecho, me encantaría hermanar Palm Beach [donde vive] con Palma. Ambos lugares se interesan, tienen un perfil de millonarios muy parecidos. Sería fantástico.
¿Qué intereses tienen los EEUU en la Isla, sobre todo con la nueva conexión aérea?
—Antes de la guerra, que todavía no ha acabado, los americanos buscaban un país amigable y, por supuesto, atractivo. Inglaterra ha perdido ese atractivo que antes tenía y han cogido más peso Italia y sobre todo España. Vuestro país es el nuevo destino turístico para los americanos. Cabe recordar que el 25 % de la población de Estados Unidos habla español. Yo creo que lo que más les interesa es el concepto de España como destino turístico, gastronómico, cultural y de inversión.
Advirtió en la entrevista del año pasado que Europa iba hacia una dictadura comunista. Pero es que la mitad de los países europeos son de derechas.
—La verdad que estoy muy contento con sus últimos resultados electorales de mi amiga Marine Le Pen en sus últimas elecciones. También con los resultados de Giorgia Meloni [líder de la ultraderecha italiana]. Estuve en Roma hace unas semanas para ayudarla. Y finalmente, los últimos resultados de Andalucía, con la victoria de Juanma Moreno, es un regalo enorme. Estamos hacia una nueva clase llamada ‘el nuevo conservadurismo', como lo es Donald Trump. La llamada derecha está muerta. Creo que cada país debería preocuparse por tener una identidad, una cultura y libertades. Nosotros somos conservadores, independentista y libres. La izquierda siempre ha estado en contra de las libertades.
Hablemos de la guerra en Ucrania ...
—[Se ríe]. Me interesa mucho. Porque te voy a decir que la guerra en Ucrania se preparó durante el mandato de Barack Obama (2009-2017). Ha sido una preparación muy larga. Esto no es mi opinión, sino son los hechos.
¿Cómo cree que cambiará este conflicto la geopolítica en el mundo?
—Para nuestro amigos del mundo conservador, cambiará a mejor. ¿Por qué? Porque la Rusia de Putin va a entrar pronto en una crisis económica. Lo estaba antes y lo está ahora y lo estará luego sin importar cómo vaya el mundo. Las sanciones contra Rusia van a continuar y no le quedará otra que vender gas y carburantes a China, porque este es el único país que puede absorber tanta producción. Sin embargo, los chinos no va a pagar el mejor precio por ello.
¿Qué aspectos en común diría que tienen Putin y Trump?
—Los dos son hombres muy poderosos y fuertes, con una personalidad dura. Ambos también creen mucho en los intereses de sus países y en lo que pueda ofrecer. Es por eso que cuando Donald Trump era presidente ambos se entendían, lo que no significa que compartiesen los mismo objetivos, que son en sí muy diferentes.
¿También ideológicamente?
—A pesar de que el discurso de Trump con los países comunistas o con regímenes dictatoriales es desde una posición de fuerza, con esto se pueden ejercer cambios positivos. Pero desde una posición de debilidad, que es la que tiene ahora Joe Biden, solo se consigue aumentar el conflicto.
¿Quiere decir que con Trump en el poder no hubiera habido esta guerra?
—No. Con Donald Trump en el poder, la guerra no hubiera sucedido, ni tampoco esta inflación que tenemos. Los hombres fuertes no luchan, pero si uno de ellos es más débil hay más posibilidades de conflicto. Y Vladímir Putin, ahora mismo, se siente rodeado.