Portocolom amaneció ayer consternado. Apenas se escuchaba otra cosa que el murmullo de los vecinos comentando la noticia de la muerte de Ángel Adrover, el joven mallorquín, originario de esta localidad, que combatía en el frente de Leópolis contra los rusos. En el pueblo pocos le conocían de forma directa. Muchos, en cambio, sí saben quién es su familia. La abuela, ya jubilada, es conocida como Mari Toñi. Es modista y durante muchos años regentaba una tienda de ropa en la calle Sant Salvador. Los vecinos acudían a su local para arreglar las prendas, como hacía Magdalena Mora, quien ayer se acercó, junto a su marido Bernat Bennàssar, a la casa de Mari Toñi y su hija Dolores Martínez –madre de Ángel– para darles el pésame.
«Es una pena, era un niño muy querido. La abuela me decía que tenía la casa llena cuando Ángel y su hermano mayor Toni –es cocinero y regenta un bar en Portocolom– iban a su casa de pequeños. Qué disgusto». El trato con esta familia, decía, es «de toda la vida». Ángel y su hermano Toni pasaban mucho tiempo con los abuelos. «Yo me acuerdo de Ángel cuando era pequeño, pero perdí el contacto con los años porque se fue. Esto es un trauma muy grande para ellos», confiesa Magdalena, que lleva en el pueblo desde 1965 y reconoce que todos ellos son «encantadores».
‘Shock'
En los bares los periódicos pasaban de mano a mano. La noticia por la muerte del joven llegó ayer ipso facto para prácticamente todos los felanitxers. Sentado en una mesa del Restaurant Gent Gran, Miquel ‘Real' no daba crédito: «Yo le conocía de vista, pero sobre todo a su madre y a su hermano aunque no tenía confianza. Tampoco sabía que estaba en Ucrania, ni que vivía en Holanda. La última vez que le vi fue el año pasado. Este suceso me ha venido de golpe, me sabe muy mal», expresaba mientras leía la información, absorto, junto a otros compañeros de Portocolom.
El propietario de este local, Miquel Ferriol, tampoco había tenido noticia de este suceso antes. Ni que se fue a la guerra a combatir. «Tenía más trato con Toni, que es cocinero. Esto me ha impactado porque no deja de ser gente que conoces. Pero hasta hoy [ayer] no sabía nada». Al abuelo de Ángel Adrover lo citan con cariño. Él era también ingeniero y algunos vecinos aseguran que trabajaba en Telefónica. Frecuentaba la Barbería Adrover junto con sus dos nietos cuando éstos eran todavía pequeños. «Venían a cortarse el pelo. Yo solo conocía a Ángel de verlo por la calle y de saludarlo», comentaba Antònia Adrover, hermana del propietario de esta barbería. Aunque comparten apellido, no tienen relación con la familia.
Durante la mañana de este martes, algunos jóvenes citaron el bar Sa Cova dets Ases. Es un sitio concurrido por jóvenes del pueblo. Allí un trabajador ojeaba con asombro la información. Un cliente, LlorençSoler, aseguraba que hacía años que conocía a Dolores Martínez, pero que a Ángel no lo veía desde que era pequeño. «Había escuchado algo de que se fue a la guerra. Pero nada más. Era una persona muy familiar». El hermano de Ángel, Toni, no quiso hablar con los medios. Pidió respeto estos días.