En el mundo sanitario hay un temor instaurado: el verano. Y es que la demanda de los servicios de Urgencias crece de forma constante desde el pasado mes de noviembre y en mayo, de hecho, Son Espases ya confirmaba cifras de atención similares a las registradas anteriormente en julio, cuando hay más demanda debido a la población flotante de las Islas. El problema se agrava porque, tras la pandemia, existe el pleno empleo en el mundo sanitario y muchos profesionales han decido marcharse a la Península a trabajar, mientras otros tantos que venían a engrosar curriculum y a hacer la temporada han renunciado a hacerlo.
A todo esto existe una cuestión inquebrantable en el verano del regreso a la normalidad, los trabajadores quieren y deben irse de vacaciones. Así, la suerte está echada en los próximos meses: habrá menos personal y la demanda será histórica. ¿Cómo organizarse? Pues la Conselleria de Salut propone a los que se queden que hagan horas extra y, para incentivarlos, ya ha apalabrado incrementar su bonificación por ejemplo en Atención Primaria. También premiará a quien posponga sus vacaciones más allá del verano, ofreciéndoles más días. Por otra parte se han llevado a cabo apuestas a largo plazo para disponer de más personal, en los últimos años se han incrementado, por ejemplo, las plazas de formación MIR. Además, todos los graduados de Enfermería de la promoción de este año ya están trabajando.
Sin embargo, no hay que caer en las trampas del lenguaje. Cuando el Govern asegura que desde 2015 se han contratado a 5.000 nuevos profesionales sanitarios, sin desmerecer la cifra, hay que preguntarse ¿cuántos de ellos son médicos?, que es lo que constantemente reclama el sindicato Simebal. Sin ánimo de buscar culpables, cabe recordar que la situación de colapso es generalizada (no sólo en Balears hay déficit de personal y no sólo aquí crece la demanda) por lo que buscar soluciones no es tarea sencilla. Los sindicatos reclaman un incremento en el complemento de residencia para hacer más atractivo el venir a una comunidad con los precios por las nubes, pero depende de un Gobierno central que no está por la labor.
En paralelo al análisis de la situación está el día a día, y en eso los profesionales sanitarios no lo ven nada claro. Los coordinadores de los centros de salud se plantaron a principios de mes porque todavía no sabían de qué efectivos dispondrían para cubrir las vacaciones. En Son Espases, este mes, se han cerrado hasta 70 camas por falta de sustituciones y Son Llàtzer, con la 1D inutilizada, tampoco sabía esta semana cómo cubrir a 30 enfermeras a partir del 1 de julio, según han ido denunciando los sindicatos. Este panorama es más propio de julio o agosto, de ahí que lo que venga sea incierto y, cuanto menos, inquietante.
Listas de espera
Lo que por lógica se verá comprometido es el plan de choque activado hace dos meses por Salut para reducir listas de espera. Esta semana ya se ha visto en Son Llátzer, han tenido que reprogramar operaciones porque en muchos casos el paciente requiere ingresar posteriormente, lo que estaba dificultando que otros demandantes de Urgencias tuvieran sitio en hospitalización. Y es que, aunque se han reforzado estos servicios, así como el 061, se prevé que la demanda siga en aumento. En Son Espases, apenas el 11 % de los pacientes de Urgencias requieren hospitalización pero si crece el denominador, ya se sabe, subirá también la demanda de una cama, falta ver si estará disponible.