La Iglesia de Mallorca reconoce que no ofrece la «suficiente atención» ni «escucha» a las mujeres y colectivos alejados de la propia institución, como madres solteras, familias desestructuradas, parejas divorciadas y no creyentes. Se trata de las principales conclusiones de la Asamblea Sinodal Diocesana de Mallorca celebrada hace unos días en Palma y que se ha reunido bajo el lema «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión», ha informado el Obispado de Mallorca. Los 3.200 católicos que han participado en esta asamblea, entre los que había 1.000 jóvenes y 320 presos, han reflexionado y han aportado sus ideas para llegar a un grupo de conclusiones, entre las que figuran «escuchar de forma auténtica y abierta, sin prejuicios».
Otras propuestas se refieren a «reforzar y llenar sentido» el Consejo Parroquial de la Diócesis de Mallorca y a «obligar» a las parroquias a contar con un organismo de estas características con cargos rotativos para crear «más espacios de encuentro y diálogo». Los participantes también creen necesario «reforzar» el papel de mujer y los jóvenes en la Iglesia, mejorar el diálogo con la sociedad y el mundo de la cultura y tener una presencia «positiva y efectiva» en el mundo educativo. También se plantea promover la justicia social y que la Iglesia sea «voz» en la denuncia de todo tipo de abusos, así como «mostrarse más abiertos» a todas confesiones cristianas para recibir sus aportaciones. La Iglesia mallorquina propone un estilo de vida «más evangélico» a la hora de ejercer la autoridad como servicio y no como poder, "un mayor talante democrático.
Otra idea es «ir más allá del voluntariado» y contar con laicos remunerados que desempeñen tareas pastorales. Asimismo, estos grupos de trabajo han concluido que se necesitan métodos más democráticos para tomar decisiones en la diócesis, facilitando la participación y la formación integral a todos los niveles, especialmente para acceder a cargos de responsabilidad. Desde octubre de 2021, estas 3.200 personas han trabajado de manera conjunta para llegar a unas conclusiones que se han remitido a la Conferencia Episcopal Española (CEE) y, posteriormente, se enviarán al Vaticano. Para realizar este trabajo se han constituido 146 grupos de todo tipo y sectores sociales de Mallorca, con la participación de un millar de jóvenes y 320 internos de la prisión de Palma y 17 grupos independientes entre los que había políticos, mujeres feministas y sacerdotes secularizados.
El obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, ha agradecido «de corazón» la presencia y la participación de todos los que han formado parte de los grupos sinodales, en los que ha podido dialogar y aportar «con sinceridad y libertad todo lo que ha creído conveniente para el bien de nuestra Iglesia en su misión en medio de la sociedad». Taltavull ha defendido «una Iglesia en comunión, más participativa y con mayor conciencia de la misión que ha recibido de Jesús». La Conferencia Episcopal Española (CEE) presenta este sábado en Madrid la síntesis de las propuestas recibidas en la fase diocesana del Sínodo en la que han participado 215.000 personas -laicos y religiosos- con aportaciones que plantean, entre otras medidas, abrir el debate sobre el celibato opcional o el sacerdocio femenino. La Archidiócesis de Barcelona fue la primera en avanzar las conclusiones. Entre ellas, piden que se estudie la posibilidad del sacerdocio femenino, un papel hasta ahora reservado a los hombres, y abrir el debate sobre el celibato opcional o el acceso al sacerdocio de hombres casados. La síntesis final realizada por la CEE que recogerá las aportaciones recibidas en este proceso sinodal de la Iglesia en España se enviará a la Secretaría General del Sínodo en Roma.