La asociación de comerciantes de PIMEM ha denunciado la falta de control sobre el turismo de excesos existente en Playa de Palma. Concretamente, su portavoz y tesorero, Josep Balanzat, se queja de los problemas de seguridad y de los comportamientos incívicos que están padeciendo los comerciantes de la zona y por ende vecinos y resto de ciudadanos y turistas afectados. Al potente rebrote de prácticas como el trile o la venta ambulante se suman las molestias derivadas de «comportamientos salvajes» de los visitantes que se exceden con el alcohol. «Es un problema que viene de hace tiempo y vemos que van pasando los años sin que se tomen las medidas adecuadas para solucionarlo».
Balanzat ha señalado que el dispositivo policial destinado a la zona a fin de vigilar este tipo de situaciones «es totalmente insuficiente» y además de reclamar refuerzos para estas dotaciones ha propuesto sancionar también a los turistas que presten a jugar al trile en la calle. «Las fuerzas de seguridad han de empezar a actuar de verdad porque la degradación es cada vez mayor y esta es una mancha que se puede extender a toda la isla», ha sentenciado.
Por otra parte, el vicepresidente de la asociación, Miquel Àngel Salvà, ha puesto de manifiesto el descontento de los pequeños comerciantes con la fecha establecida para el inicio de las rebajas, el 24 de junio, ya que es una fecha en la que «no han tenido tiempo de vender el género de verano», básicamente debido a los problemas que ha habido este año con el transporte y la cadena de suministros. «La gente ha recibido más tarde el género y ha tenido menos tiempo para venderlo, con lo que se pierde el margen de maniobra. Los grandes se pueden permitir ese margen pero los pequeños no», ha explicado.
Asimismo, Salvà ha señalado que esta mismo miércoles el director general de Comerç, Miquel Piñol, se ha comprometido a tratar de impulsar la aprobación de un régimen de regulación de las rebajas desde Baleares para dejar de depender de Madrid y así «poder garantizar la igualdad en rebajas». De este modo, asegura, «todo el mundo tendría un calendario». Una medida de cara a futuro, en todo caso, ya que, asume Salvà, la batalla está perdida este año. «El pequeño comercio sufrirá este verano».