El exembajador en Estados Unidos y exdirector del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Jorge Dezcallar, ha argumentado este jueves que aunque finalice pronto el conflicto bélico en Ucrania --«hay noticias esperanzadoras», ha apuntado-- no se pondrá fin al problema que la generado, «la crisis de las reglas que rigen el mundo desde 1945». En declaraciones a los medios antes de una conferencia en Palma, Dezcallar ha recordado que la invasión de Ucrania viene derivado de «algo más profundo». Para el exembajador, la crisis de las reglas que rigen el mundo desde 1945 explican que Putin «haya optado por tomarse la justicia por su mano en el momento en que no está de acuerdo con la arquitectura de defensa europea».
El abogado y diplomático ha insistido en que el problema que está detrás del conflicto bélico es la reclamación por parte de China y otras potencias, con otros intereses, de otras reglas de juego. «Estamos de un mundo multilateral a un bipolarismo imperfecto, con Rusia y China como grandes potencias, necesitamos nuevas normas», ha señalado. Dezcallar, sin embargo, ha admitido que hay «noticias esperanzadoras» que podrían acercar al final de la guerra, como la posible renuncia definitiva a la OTAN por parte de Ucrania, una desmilitarización parcial o un nuevo estatuto del idioma ruso. Respecto al papel de la Unión Europea en el conflicto, Jorge Dezcallar ha reconocido que «de lo poco bueno» que ha derivado de esta crisis es el avance en el proceso de integración europeo.
En este punto ha destacado la coordinación en la respuesta de los 27 países miembro, la disponibilidad para acoger a cuatro millones de refugiados, así como el haber sido capaces de enviar material militar a Ucrania por valor de 1.000 millones de euros con cargo a los presupuestos comunitarios. Sin embargo, ha matizado, quien ha está saliendo reforzada es la OTAN, lo que está haciendo aparcar el debate sobre un ejército europeo. El exdirector del CNI ha destacado igualmente el «serio problema» energético, así como la seguridad de que la crisis alimentaria tendrá efectos en forma de hambrunas en África. En cuanto a una posible escalada de conflictos, Dezcallar ha apuntado que es poco probable y que, además, «no sería deseable, nadie quiere que se extienda». Aunque ha advertido que suponen el mismo peligro «una Rusia prepotente y una Rusia humillada».