Los pescadores baleares se sumaron ayer a la huelga del sector convocada por las federaciones nacionales y la flota –de unas 300 embarcaciones– permanecerá sin salir a faenar por lo menos hasta el jueves, a la espera de cómo se desarrollan las reuniones con el Gobierno. Ayer mismo, la Federación Balear de Cofradías estimaba en un 90 % el seguimiento de la huelga en las Islas, prácticamente amarrada en su totalidad a excepción de unas pocas embarcaciones que sí se hicieron a la mar, principalmente en Menorca.
Que las circunstancias que han causado el encarecimiento desorbitado del combustible sean externas no es excusa para que el Gobierno no haya dado pasos ya, denuncia el sector. Concretamente, se alude a las acciones ya impulsadas en Francia –el Estado se hace cargo de 0,35 euros por litro de combustible– o Italia –se ha habilitado una partida de 35 millones para créditos– como ejemplo de intervenciones inmediatas de ayuda. El secretario de la federación balear, Antoni Garau, más partidario de la fórmula francesa que de la italiana, subraya que «se trata de dos países vecinos, con nuestras mismas artes pesqueras y mismas capturas y ellos ya se han movido: no hay excusa». Desde el punto de vista autonómico, los pescadores baleares han puesto sobre la mesa del Govern algunas medidas que podrían contribuir a aliviar la crisis a nivel local, como unas bonificaciones para las tasas portuarias que paga la flota por el uso de instalaciones, agua, electricidad, etc. «No es mucho, pero al final todo suma», señala Garau.
La huelga se trasladará hoy a las pescaderías. El tradicional descanso del lunes fue ayer más palpable que nunca en lugares como el Mercado del Olivar, donde el único pescado fresco disponible estaba en el supermercado y no habían abierto los puestos que normalmente sí lo hacen tras el fin de semana. Habitualmente son dos los puestos que abren los lunes, aunque uno de ellos no lo hace desde hace algunos meses por la temporada baja y otro, desistió al no tener apenas género de sobra del sábado ya que, al menos hasta el martes no entra nuevo. La incógnita es qué ocurrirá hoy y qué puestos permanecerán abiertos.
Juan Torres, de Peixos Carmen, con cuatro puestos en el Olivar, señala que ellos abrirán pero que muchos otros no: «El pescado de lonja es el 75 % de lo que vendemos. Muchos puestos sin pescado mallorquín se quedarán sin género». En su caso, «si no es de aquí, será de fuera».
En cuanto al precio, cree que ha afectado más en las últimas semanas el mal tiempo que el precio del combustible. Señala que sus proveedores le han garantizado que sí habrá pescado fresco de la Península. Por ejemplo, de Galicia sí que había suministro ayer, como atestiguaba el puesto de ostras, donde sí había llegado el pedido. En una situación similar se encontraba Ariel, del restaurante Daruma: «Nos han garantizado que recibiremos pescado esta semana, aunque la pasada ya hicimos acopio».
El apunte
La ganadería y el cultivo de cereal, al filo del abismo
El campo es la otra cara de un sector primario que no puede asumir el encarecimiento del combustible. Los subsectores ganadero y de cultivo de cereales son los más damnificados a día de hoy, aunque otros como el hortofrutícola no tardarán en llegar a la misma situación límite. El problema, recalca el gerente de Asaja,Joan Simonet, es que «los payeses no pueden parar la actividad: no puedes dejar de recoger la siembra, no puedes dejar de dar de comer a los cerdos». Simonet, que acudió a la manifestación del sector el pasado domingo en Madrid, alerta de que «no hay margen de maniobra: o cerramos las explotaciones o intentamos subsistir como podamos».