Las zonas de desarrollo prioritario de energías renovables que el Consell de Mallorca definirá en la cuarta modificación del Pla Territorial Insular (PTI) incluirán la posibilidad de producir energía eólica mediante pequeños molinos de autoconsumo o parques más grandes. Sin embargo, el desarrollo de este último modelo no es el que interesa al equipo de la consellera insular de Territori, Maria Antònia Garcías. «Los molinos grandes no son lo que buscamos, pero solo puedo decir que no se descartan», dice, porque el plan director sectorial energético y la Ley Climática de Balears prevén medidas para fomentar las renovables, en general, y no solo la solar, que predomina en la isla. Aun así, asegura que la mayoría de proyectos que se presenten serán para hacer parques de placas fotovoltaicas porque se ajustan mejor a las necesidades que requieren estas instalaciones.
La Ley Climática establece que los consells insulars deben de definir estas zonas prioritarias en cualquier suelo para desarrollar sistemas de producción energética renovable, como ya está haciendo el Consell de Mallorca. El texto de la modificación todavía es embrionario y la institución aún no ha decidido ni dónde establecer estas zonas prioritarias ni qué modelo implantar. «Siempre lo haremos teniendo en cuenta el paisaje y el territorio donde se pongan estas instalaciones, pero no será en suelo protegido», comenta la consellera. A la hora de decidir qué zonas serán prioritarias para desarrollar instalaciones de energía renovable, los consells tienen que tener en cuenta la baja productividad e interés agrario, la accesibilidad a los terrenos, la preservación de paisajes protegidos, las necesidades del municipio y la proximidad a la red para distribuir la energía generada, según se desprende de la Ley Climática.
Lo que más teme la portavoz del GOB, Margalida Ramis, es que la zonificación implique una «reducción de las barreras de protección» del territorio, especialmente en suelo rústico, mediante excepciones. Ramis ve bien los molinos de autoconsumo si siguen criterios ambientales y no le preocupan los molinos grandes porque cree que su potencialidad es muy baja y poco «rentables» en Mallorca.