«Veritat, justícia i reparació». No revanchismo, como alegan algunos. Esas tres palabras pronunciadas por la presidenta Francina Armengol hablan del compromiso de Biel Riera, el último superviviente de los campos de concentración fascistas que este pasado martes murió con 102 años de edad. Para la máxima autoridad de las Islas Riera fue «un exemple de vida i lluita per la democràcia». La de la presidenta del Govern y líder de los socialistas baleares es solo una de las muestras de dolor ante el fallecimiento de este santjoaner centenario, una persona clave para comprender por qué la memoria es tan importante.
Biel Riera es un imprescindible por varias razones. Fue uno de los impulsores de Memòria de Mallorca, la entidad cívica gracias a la cual se han investigado y recuperado los restos humanos de muchas víctimas de la represión fascista en Mallorca que siguió a los días del golpe de Estado de 1936. La propia organización ha dibujado la dimensión de su aportación con un sentido mensaje en las redes sociales, y ha querido resaltar que el tiempo no pasa en balde: «se nos van los testimonios directos de la represión franquista y nosotros tenemos el deber de tomar el relevo».
Distintas organizaciones, entre ellos partidos de izquierda, y personalidades del mundo político, académico y civil han tenido un instante de recuerdo para Biel Riera. El próximo jueves, 17 de febrero, se le rendirá otro homenaje en Palma. La Llibreria Lluna junto con Lleonard Muntaner editor han convocado un encuentro en la sede del establecimiento, en la calle General Riera de Palma, donde se recordará su legado y el testimonio vivo de su experiencia a través de la edición revisada y aumentada de la obra Crònica d'un presoner mallorquí als camps de concentració (1936-1942).