Cuando el hambre entra por la puerta el amor se va por la ventana. El amor tiene un precio y el desamor, también. En una fecha tan señalada como San Valentín, los expertos lo tienen claro: la incompatibilidad financiera en la pareja existe y no detectarla a tiempo puede aguarle la fiesta a Cupido. El secretismo en torno al dinero y el gasto es uno de los problemas más comunes en la pareja, sobre todo una vez pasada la fase de enamoramiento. «Una pareja es una empresa y es necesario que se tenga una conversación sobre dinero, ya sea al principio de estar juntos o a los treinta años de matrimonio, tengan las cuentas separadas o no. Tienen que poder hablar libremente de su economía y conocer cuáles son sus objetivos», explica la coach financiera Patricia Caro.
Las dificultades suelen surgir cuando hay una diferencia en la filosofía de ahorro y gasto de las dos personas. Cuando uno de ellos es una hormiga ahorradora y el otro no se limita al gasto acordado acaban saltando las chispas. «En la fase del enamoramiento desaparece la parte racional. Nos acabamos de conocer, hoy en día muchas veces a través de una pantalla, es importante saber si la persona con la que inicias un proyecto tiene deudas o no. Hay que dejar las cosas claras desde el inicio. Muchas veces nos gastamos un dineral en una boda pero no somos capaces de recibir asesoría financiera cuando empezamos una vida en común y así conocer las implicaciones que pueden tener según que decisiones».
Para evitar problemas en el amor y en el desamor, la economista ha desarrollado la metodología Caro, un método para desarrollar conciencia en las finanzas en pareja y que se puede conocer en profundidad en su primer libro, Finanzas en pareja: hasta que el dinero NO os separe, que ve la luz este 14 de febrero. La primera parte del método consiste en darse cuenta del problema. El segundo paso es la aceptación, salir de la zona de confort y ver qué se quiere cambiar. En tercer lugar se hace una reprogramación que consiste en una educación financiera. Finalmente se plantean unos objetivos personales y comunes. «Las metas finales más comunes son ahorrar, tener más tranquilidad o eliminar deudas. Lo importante es conseguir un equilibrio entre el presente y el futuro», señala la coach.
Más infidelidades financieras
Los secretos y el engaño entre parejas siempre han sido más comunes de lo que se puede pensar. Un hecho que se ha visto incrementado con la crisis económica derivada de la pandemia del coronavirus. Según la Universidad de Notre Dame (Estados Unidos) existe una infidelidad de la que se habla menos pero es mucho más común: la financiera. Es cuando una persona realiza gastos sin comunicárselo a la otra, tiene cuentas ocultas o gana más de lo que cuenta. «Es uno de los patrones que más frecuentes, muchas veces se hace en pequeñas cantidades pero en otras ocasiones el problema se hace más grande. Muchas veces no sabemos que está pasando con el dinero en nuestra vida».
«El problema ocurre cuando hay una persona en la pareja que es más ahorradora que la otra. En un primer momento puede funcionar así, pero luego, tarde o temprano el conflicto por el dinero aparece. No hay que buscar a la media naranja, pero es importante hablar de dinero y ver a la pareja como un equipo. La situación es todavía peor cuando aparecen situaciones que ponen en peligro a la relación desde el punto de vista de empresa. A veces se acaba la relación y se descubren este tipo de engaños con las cuentas. Entonces, esa persona tiene que hacerse cargo por no haberlo hablado antes. La falta de conocimiento no te exime de la responsabilidad. El dinero sigue siendo un tema tabú, junto con el sexo y la muerte. Por eso, cuanto más claras se dejen las cosas, mejor».
Baleares es la segunda comunidad autónoma con mayor tasa de separaciones y divorcios, con un total de 5 demandas de disolución de matrimonial por cada 100.000 habitantes en 2021, sólo por detrás de la Comunitat Valenciana, según datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). La experta apunta que en el caso de las Islas hay una mentalidad más abierta y se han dejado atrás algunos patrones culturales asumidos desde hace siglos. «Aquí cuando te casas lo haces en régimen de separación de bienes. En otros lugares sería impensable que cada miembro de la pareja tenga independencia económica y las deudas que contraiga sean su responsabilidad». El régimen elegido tiene trascendencia no sólo en caso de separación o divorcio, sino también frente a terceros, como entidades de créditos y otros acreedores. «Hoy en día, en Mallorca casa más una hipoteca que una boda».
El problema es todavía mayor cuando hay hijos y no se han dejado las cosas claras desde un principio. «Una mala gestión de las finanzas provoca estrés. Cuando hay niños hay sumarle al dinero y a la pareja el amor por los hijos. En estos casos llegar a acuerdos es todavía más difícil, hay que tomar conciencia de lo que uno quiere y de las cosas que se pueden cambiar. No hay que resistirse al cambio. Estar por estar o estar por los hijos es vivir una vida que no se quiere vivir, aunque todos los cambios sean complicados no hay que tenerles miedo».